jueves, 29 de octubre de 2009

La caída


Suavemente bajan las luces de escena. Tras un breve silencio cargado, estalla la ovación. Una noche más el público de pie y su alma de rodillas. Una ducha rápida y en la calle el encuentro con colegas que felicitan con palabras huecas y frases hechas que ya no confunden. Palmadas en la espalda de amigos de barra y un último autógrafo a la señora gorda cuyo nombre no comprende.

“Arenales 1512” dice al taxista bajando la cabeza en un intento de mantener su anonimato. El ruidoso ascensor lo deja en la planta cinco y al abrir la puerta de su piso comprueba dolorosamente que la taza de café y el cenicero siguen donde él los dejó por la tarde, como no podía ser de otro modo.
Luego de ponerse una ropa cómoda para estar en casa y de colgar cuidadosamente la chaqueta y el pantalón, echa una mirada al espejo y comprueba que ya no tiene la grandeza del rey ni lo acompaña su corte; piensa en la soledad de Creonte.
Se dirige al mueble bar y elige la dama que lo acompañará esta noche.
En el fondo de la copa se alejan los textos recién aprendidos y dan paso a antiguos aplausos evocados desde la juventud.

¡Oh! ¡Si esta demasiado sólida masa de carne pudiera ablandarse y liquidarse, disuelta en lluvia de lágrimas! ¡O el Todopoderoso no asestara el cañón contra el homicida de sí mismo! ¡Oh! ¡Dios! ¡Oh! ¡Dios mío! ¡Cuán fatigado ya de todo, juzgo molestos, insípidos y vanos los placeres del mundo! Nada, nada quiero de él, es un campo inculto y rudo, que sólo abunda en frutos groseros y amargos.

“Odio a Hamlet... marica malcriado cuya cobardía se parece a la mía”. Permaneció en silencio sintiendo como el líquido ambarino subía del estómago a la cabeza. Dejó caer la púa sobre un disco de su colección. Sintió que la grandeza de Bartók resaltaba la nadería de su ser.

¡Ah! no quisiera pensar en esto. ¡Fragilidad! ¡Tú tienes nombre de mujer!

Con el desequilibrio que da el final de la botella llegó hasta el dormitorio y cogió, del segundo cajón, las fotos envueltas en papel seda. Torpemente eligió otra botella del bar y se sentó a vaciarla mientras como naipes que el azar no favoreció, pasaba su ayer de una mano a la otra. Alzó la vista en dirección a la puerta y la vio partir una vez más, fría y orgullosa. En un sollozo masticó las palabras con el amor del odio.

¡Muerte y vida!
Me avergüenzo de que aún tengas el poder de conmover mi alma a tal extremo, haciéndome verter a pesar mío, ardientes lágrimas. ¡Caigan sobre ti la peste y todas las plagas! ¡atraviésente y desgárrente los incurables dardos de la maldición!
¡Ojos míos, demasiado insensatos y tiernos! ¡si aún sois capaces de dar paso al lloro, os arranco sin piedad! ¡ah! ¿a tal punto han llegado las cosas? ¡Pues bien, sea!

Observó el retrato más bonito de Isabel, su Julieta. Recordó noches envueltas en sábanas cargadas de deseo, tardes de caricias amables y poemas. Tambaleante declama con pasión mientras sale al balcón.

Se ríe de las heridas quien no las ha sufrido.
Pero, alto. ¿Qué luz alumbra esa ventana?
Es el oriente, y Julieta, el sol.
Sal, bello sol, y mata a la luna envidiosa,
que está enferma y pálida de pena
porque tú, que la sirves,
eres más hermoso.
¡Ah, es mi dama, es mi amor!
¡Ojalá lo supiera!
Mueve los labios, mas no habla. No importa:
hablan sus ojos; voy a responderles.
Dos de las estrellas más hermosas del cielo
tenían que ausentarse y han rogado a sus ojos
que brillen en su puesto hasta que vuelvan.
¿Y si ojos se cambiasen con estrellas?
El fulgor de su mejilla les haría avergonzarse,
como la luz del día a una lámpara; y sus ojos
lucirían en el cielo tan brillantes
que, al no haber noche, cantarían las aves.

Se asomó por la barandilla del balcón esperando ver a su Julieta retornada en el portal y vociferó hacia la calle vacía...

¡Oh! Tú, abominable seno, vientre de muerte, repleto del más exquisito bocado de la tierra, de este modo haré que se abran tus pútridas quijadas; te sobrellenaré a la fuerza de más alimento.

Se estiró sobre la barandilla un poco más y murmuró:

“Al llegar arriba no hay paraíso, sólo te espera la caída” Se compadeció de Ícaro.

El golpeteo de la púa en el final del disco indicaba, desde hacía rato, que “El príncipe de madera” se había acabado.

lunes, 26 de octubre de 2009

Magick

Jan Saudek

- ¿Qué debo hacer ahora?
- Haz lo que quieras es el todo de la ley.
Retumbó su respuesta en mi cabeza doliente apenas abrir los ojos esta mañana. Sobre la almohada una flor.

“El Género está en todo; todo tiene sus principios masculino y femenino; el Género se manifiesta en todos los planos”
Así te presentaste, fue una entrada triunfal, efectista. No esperaba encontrar a nadie y ni siquiera te oí entrar.

Yo te revelo el secreto de los mundos,
El alma de la Naturaleza, la Esencia de Dios,
Pero escucha sobre todo el gran arcano...
Zeus tonante, Zeus etéreo...

Salí a caminar por el monte después de cenar, conozco bien el monte, me he criado aquí y podría recorrerlo en una noche sin luna. Pero hoy la luna está hermosa, redonda y nívea.

Él reina en la profundidad de la tierra
Y en lo alto del Cielo estrellado:
Soplo de las cosas, indómito Fuego masculino y femenino,

Al agacharme a coger una flor, fue que vi una extraña luz en la vieja casa abandonada. Nunca supe que hubiera nuevos vecinos y la curiosidad me llevó a acercarme.

...Hombre y Mujer, Padre y Madre;
lo sagrado de las nupcias eternas,
incesante brotan el fuego y el agua, la tierra y el éter,


Al mirar en su interior no vi a nadie pero la puerta estaba abierta y atraído por algo que no sabría explicar no dudé en entrar. Observé detenidamente el lugar. En el salón había pocas cosas, quizás llevaban años ahí. No lo sé, en realidad hasta hoy no había prestado demasiada atención a esa casa. Algunas pieles de animales, un camastro, un biombo y otros objetos tirados por el suelo. Parecía que la sala la hubieran limpiado recientemente.

...los amores del cielo y de la tierra no son conocidos
por los profanos, sólo se revelan a hombres divinos.

Me sobresalté al escuchar tu voz a mi espalda. Entraste semidesnuda, con una flor de las que crecen en el monte y repitiendo palabras ininteligibles, al menos al principio.

Nosotros los iniciados, nosotros sabemos
lo que hay arriba y lo que hay abajo,
Nosotros somos los salvadores de las almas,
Los Hermes de los hombres

Hablaste de paisajes desconocidos para mí, de lejanas galaxias y cercanos dioses, y yo no conseguí articular palabra, tampoco me apetecía. Disfruté de tu desnudez, de tu voz clara y envolvente. Sentada sobre la piel de un cordero, me mostraste, en un biombo plagado de estrellas, lo que llamaste “el camino iniciático”.

Y llevamos en el corazón preciosas joyas, las lágrimas
de todos los seres para convertirlas en sonrisas.

“Partirás de la Constelación del Pesebre, donde nacerá el Principio Crístico luego iras a Sirio, Orión, Casiopea y el Cisne. La flecha de Sagitario indicará la dirección correcta, entre las dos ramas del bien y del mal, señalará el camino del centro. Por el llegarás a Altair para enfrentar al Dragón”

Ella es antorcha en el templo, estrella en el cielo.
Así crece la Verdad

Inesperadamente empecé a comprender cada palabra que decías pero seguía sin saber qué debo hacer yo con esto.
¿Qué debo hacer? ¿Qué debo hacer? Fue la pregunta que brotó de mi boca. Giraste. Sonreíste. Avanzaste hacia mí para envolverme en tus brazos y besarme. Me dejé llevar, cómo no dejarme llevar en esta danza cósmica.

Que esté en vuestros amores, vuestras alegrías y vuestros llantos.
Amad porque todo es amor...

Con el sol ya en lo alto, desperté desnudo y agobiado por el calor, en un camastro sucio. Tú no estás. ¿Qué fue lo qué pasó? Un intenso dolor de cabeza me obliga a incorporarme lentamente. El lugar ha cambiado, no reluce como anoche. ¿Y esto qué fue? ¿Un sueño quizá? ¿Por qué vienen a mi mente los versos de Hesíodo? Un poeta que nunca leí.
.
Otros seres mágicos que me acompañan:
http://visionesdelaluna.blogspot.com/2009/10/luz-de-lluvia.html

lunes, 12 de octubre de 2009

"HAMELIN"





"Hamelin" de Juan Mayorga en la versión de La República, se estrena los días 16, 17, 18, de Octubre en el Teatro Cuyas de Las Palmas de Gran Canaria. Los que estén cerca no se lo pierdan, será el estreno del año.




Ficha Artística:

Autor: Juan Mayorga
Dirección: Nacho Cabrera
Ayte Dirección: Gemma Carballo

Intérpretes:

Luifer Rodrígue
Hermi Orihuel
Emma Álvarez
José Manuel Trujillo
Miguel Ángel Maciel
Carmelo Pennica

Violonchelo: Elena Marrero

Iluminación: Miguel Ferrera
Escenografia: Clemente García
Montaje: Manuel Artiles
Estilismo: Noni Cabrera

Producción: La República y Trivalia


"Hace mucho tiempo, en la próspera ciudad de Hamelin, sucedió algo muy extraño"
Así comienza un cuento inquietante y cruel, que en la pluma de Mayorga, nos arrastra hasta uno de los más crudos ejemplos de explotación que puede perpetrarse contra la infancia y la adolescencia: la pederastia.


"[...] El escenario me permite contar historias, como el novelista, explorar la lengua como el poeta y desarrollar a placer mis preocupaciones filosóficas, con el valor añadido que el director e intérpretes desplazan todo eso a lugares imprevistos y el público lo vive como una experiencia. El teatro es el lugar idóneo para examinar el mundo con ojo crítico.[...]"
Juan Mayorga.


"La práctica escénica de La República, sí ha ido confirmando una trayectoria de compromiso con el teatro de ahora, con textos de reconocidos autores y autoras contemporáneos españoles, y de irrenunciable compromiso con la realidad de ahora, del ser consciente de vivir en un territorio determinado sin olvidar la patria común. La del teatro y la de la vida misma."
José Orive (crítico teatral)

"Un libreto de este calado necesita un trabajo actoral muy potente para lograr credibilidad y eficacia en el mensaje. Uno de los grandes retos que presenta es el ritmo trepidante de acción y diálogos. Aunque la trama sea profunda, la estructura es sencilla y fluida, y eso requiere llevar las cosas muy bien atadas"
Nacho Cabrera (director)



Los actores en versión de La República

domingo, 4 de octubre de 2009

"La Maleta"



Mi vida siempre ha estado
ligada a una maleta.
Con una maleta llegué,
perdida sin saber donde estaba
arrastraba mi maleta
cargada de sueños y frustraciones,
de temor y expectativas.

Rodé con ella de pueblo en pueblo
hasta encontrar el lugar perfecto
donde cabía mi maleta.
Todo lo que tengo entra en mi maleta
(menos tú que no te tengo)
y no quiero más.

Con una maleta te vi llegar,
fuerte, viril, perfumado
y con tu ropa ordenada.
Caminando por lugares desconocidos
como quien camina por casa.

Hoy la maleta vuelve a ser protagonista.
La tuya está sobre la cama. Es la tuya,
que se va llenando poco a poco
de lágrimas y desazón.
En cada camisa planchada te llevas mis sueños.
Con cada cajón que abres vacías mi corazón.

Me escondería aquí, entre tus corbatas
para que me lleves contigo.
Pero no sé hacerlo. No aprendí a suplicar
cariño, ni a someterme por amor.
Por eso te pedí que prepares tu maleta.

No sé hacerlo, pero hoy me metería en ella.
Me quedaría acurrucada, pequeñita,
sin hablar, sin molestar,
Pero no sé hacerlo, no sé hacerlo...
.
Los otros que viajan en la maleta son
.