

Muchas gracias María, se que los entregas con mucho amor y es para mí un gusto y un honor recibir tus premios y lucirlos en mi blog
Muchas gracias María, se que los entregas con mucho amor y es para mí un gusto y un honor recibir tus premios y lucirlos en mi blog
Antes del alba se oye llegar el taconeo de los hombres en los húmedos adoquines por ambos lados de la esquina. Todos llegan puntuales a la cita, Don Anselmo con sus laderos inseparables el Chato y el Ñato, y el joven llegó con dos desconocidos, como él. El lugar era perfecto, un baldío al costado del puerto y por detrás del matadero.
Los hombres se pararon frente a frente y se junaron por debajo del sombrero sin rencor.
- ¿Cuál es tu nombre? (dijo el Anselmo)
- ¿Y qué más da viejo? Si en poco no lo va a podé pronunciar.
- ¿Tan seguro vení?
- Ansí de seguro vengo ( respondió el joven sin que se le arrugara la jeta)
- Te veo muy pendejo. ¿Has matáo a muchos?
- A usted no le importa. Vamos a lo que vinimo (contestó a la vez que se abría el saco)
- La pucha que estás apurao pa morirte che... (y las miradas se chocaron en los ojos) Vos me querés robar el tiempo.
- Usted ya está acabao don. Aura es mi hora y basta e parlarla que no quiero me agarre el alba.
- Como gusté (y mirando a sus hombres agregó Anselmo) No vamo hace esperar al forastero.
A una señal se abrieron todos los laderos formando un circulo en silencio, como meros testigos para dar fe que ninguno pega el madrugón y que gane quien gane la lucha ha sido limpia, la puñalada certera y la muerte rápida; ya se cansarán luego de contar una y otra vez entre caña y caña como fue el enredo.
El joven se ajustó el lengue y el sombrero, se quitó el saco y lo enrolló en un brazo, con la otra mano sacó el cuchillo de su espalda. Anselmo, de toda la vida peleó con el saco puesto, metió la mano en el costáo izquierdo y sacó el fierro afilado que a tantos había matao. La Luna atravesaba la bruma de la noche haciendo brillar las serpientes de metal que iniciaron su danza. En círculos arremolinados como al compás de un 2x4 se movieron los hombres. Los tamangos giraron precisos levantando el polvo del terreno, los facones chocaban buscando el cuerpo del otro. Un planazo en el rostro sorprendió al joven y rápido Anselmo le entró recto al costáo, crujieron las costillas al romperse y la mano llegó hasta el mesmo corazón. Se le vio caer con lo ojo dado vuelta, ya muerto asegún cuentan.
Anselmo limpió el cuchillo en la camisa del joven y se lo guardó calientito en el costáo. No quiso ni preguntar su nombre – Mejor no saber el nombre de los muertos – pensó. - Vendrán otros como este - se dijo pa sí, sabiendo que algún día será él quien no regrese al bar a chuparse unas cañas y así acrecentar la leyenda.
Por donde vino, con paso tranquilo se marchó con sus hombres, antes que llegara el alba
(Homenaje a la palabra “Malevo” ganadora del concurso propuesto en Internet por la Real Academia)
Debido a algunos correos que señalan la dificultad de comprender el texto por algunas palabras que no se conocen les adjunto este “petit” diccionario.
Malevo: Hombre matón y pendenciero que vivía en los arrabales de Buenos Aires.
Laderos: Persona que secunda a otra, particularmente a un caudillo
Se junaron: Se miraron
La jeta: La cara
Pendejo: Joven
Saco: Chaqueta
Parlarla: Hablar
Pegar el madrugón: Adelantarse a traición
El lengue: El pañuelo que se lleva al cuello.
Tamangos: Zapatos.
Facones: Cuchillos
Planazo: Golpe de plano dado con la hoja del cuchillo.
Chuparse: Beberse.
Caña: Bebida alcohólica.
Demorar era su especialidad. “No hagas hoy lo que se puede hacer mañana” su lema preferido. No salía ahora si pensaba que quizás saldría mañana. Que prisa hay, todavía falta para llegar al límite. Esto, aquello y lo otro puede esperar. Dominaba el arte de dejar todo para después, incluso el vivir, sólo lo comprendió cuando no pudo retrasar su momento final.