domingo, 30 de agosto de 2009

"Las cosas claras"


- Creas Confusión.
- ¿Dolorosa?
- En las mañanas de 8 a 9.
- Ah... Es la mejor... ¡Creativa!
- Desorganizada en los cajones.
- Verdadera.
- Angustiante en mi interior.
- Auténtica.
- Derramada.
- ¿Qué?
- Derramada.
- Ah... ¿qué cosa?
- La confusión.
- ¿Dolorosa?
- En las mañanas de 8 a 9.
- Ah... Es la mejor... ¡Creativa!
- Desorganizada en los cajones.
- Verdadera.
- Angustiante en mi interior.
- Auténtica.
- Derramada.
- ¿Qué?
- Derramada.
- Ah... ¿qué cosa?
- La confusión.
- ¿Dolorosa?
- En las mañanas de 8 a 9.
- Ah... Es la mejor... ¡Creativa!
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¿Entonces?


- Yo te quiero.
- Yo no te aguanto.
- ¿Por qué?
- No sé. Tus modos, tu forma, tu olor.
- Uff! Cuando te pones así no te soporto.
- Entonces, yo te quiero.
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lunes, 24 de agosto de 2009

"Tío Alberto"




Es el hermano de mi madre. Hombre exquisito, si los había por entonces, hablaba inglés y francés a la perfección. Cuidaba su presencia y modales, adoraba el té de las cinco. Sabía de pintura, fotografía, de vinos y de mujeres de alto standing. Una mezcla de filósofo y poeta soñador que hablaba del amor y de sus largos viajes. Sobre sus faldas recorrí mundos de fantasías y relatos inconclusos que cambiaban en cada visita.
Por entonces estaba abocado al conocimiento del offset. Todo impreso que pasaba por sus manos iba a dar bajo su lupa, “el cuenta hilos”, como le gustaba llamarlo a él. Me mostraba las distintas tramas y me hablaba de los últimos avances de la fotocomposición.
En realidad para entonces todo lo que estaba cerca de él pasaba por debajo de su lupa. Telas, comidas, insectos, flores y aquella tarde yo, que contaba con trece años y un cuerpo que empezaba a bullir por todos lados. Fue en el garaje de casa cuando me dijo
“A ver, ponte ahí”
Y tras observarme detenidamente agregó
“ Tienes muy buen nivel de fluctuaciones asimétricas”
Un gesto interrogante se dibujó en mi cara
“¿Qué tengo?”
El se acercó y tocó mis pechos que para entonces habían estallado en mi cuerpo, palpó mis nalgas y mis piernas, de manera descarada y abierta pero os aseguro que sin mala intención, simplemente como quien toca un objeto para corroborar lo que piensa de él, y respondió.
“Buenas fluctuaciones asimétricas”
Reí y pregunté.
“¿Y eso es bueno?”
“Sí, muy bueno”
“¿Significa que soy bonita?”
”No”
“¿Entonces qué significa?”
“Significa que eres atractiva, muy atractiva”
“Por eso, que soy bella.” Afirmé.
“No. La belleza es ausencia de dolor.” Replicó con absoluta seguridad.
“¿Entonces qué?”
“Ser atractivo no tiene que ver con la belleza sino con las fluctuaciones asimétricas. Eso es lo que hace que una persona se sienta atraída por otra, no su belleza”
Aún desconcertada pregunté.
“¿Y eso me hará feliz?”
“No” Y tras hacer una pausa mirándome directamente a los ojos agregó.
“La felicidad, y esto es importante no lo olvides nunca, es la ausencia de miedos. Vive. Vive sin miedo y serás feliz.
Lo que harán tus fluctuaciones es que tengas muchos pretendientes hija mía y debes prepararte para ello, así que habla con tu madre, ella sabrá orientarte al respecto”
Luego de esta última frase dejé el garaje curiosa ante algo nuevo que debía aprender y fui directo a interrogar a mi mamá que estaba trabajando en la cocina. Ella me preguntó de dónde había sacado esas cosas y relaté, con la inocencia de la edad, la situación del garaje con el tío Alberto. Cuando llegué al momento en que tocó mis pechos, mi culo y mis piernas, noté que ella empezó a palidecer. Tras escuchar todo el relato, secó sus manos con el paño de cocina y se dirigió al garaje donde el tío Alberto seguía pasando objetos bajo su lupa.
Inmediatamente estalló la discusión, el tío se mostró ofendido por las afirmaciones de mi madre. Consternada y sabiéndome ahora responsable del conflicto, me dirigí al garaje para salir en defensa del tío Alberto. En cuanto lo hice la reacción de mi madre fue cruzarme la cara con dos bofetones y mandarme a mi cuarto. Al tío le dijo que no volviera por nuestra casa y que si lo hacía hablaría con mi padre y si hacía falta también con la policía.
Esas palabras cerraron la discusión.
Desde mi ventana y con lágrimas en los ojos, vi marcharse al tío Alberto. No le he vuelto a ver. En la mesa de garaje dejó su lupa, y estoy segura que para mí.
Con el tiempo y a cuenta gotas llegaban noticias de él. Alguien lo vio en Londres tomando el té de las cinco, recién llegado de África donde había pasado dos años estudiando la mariposa del geranio. ¡Seguro, ese es mi tío!
Las veces que intenté hablar con mi madre al respecto de aquella situación se mostró inflexible con el tema. Y mucho más cuando llegó la noticia que andaba por Viena con una jovencita de veinte años. Para mi madre esa era la prueba cabal que su hermano era un degenerado.
En cuanto a mí, sigo pensando que no hubo obscenidad en su gesto y arrastro la culpa del destierro familiar del tío Alberto.
Por cierto tenía razón, mis fluctuaciones asimétricas atraen muchos pretendientes. Todos pasan bajo la lupa de mi tío que es lo único que conservo de él, junto con aquel concepto que me quedó grabado ese día.
“La felicidad es la ausencia de miedo. Vive. Vive sin miedo y serás feliz”

Los otros colegas
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jueves, 20 de agosto de 2009

"Huellas"


Caminé por la orilla
dejando que lavara mis pies
y mis culpas.
Inexplorado territorio,
desgrana dolorosos sueños
que escapan como agua
entre las manos
e inquietan mi eternidad.
Con la pureza o la soledad
cercana al hombre,
rememoro las tres amistades
que comparten mi mesa.
Mi palabra,
es la palabra de aquel
que se despide
del tiempo innecesario.

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jueves, 13 de agosto de 2009

"¿Ser?"


No estoy seguro de nada
¿Seré quién creo ser?

No me veo.
No me veo reflejado.
No me veo reflejado en los demás.
En los demás.
Demás...

¿O sólo es una imagen?

De más.
Creada.
Para ti.
Para mí.

¿Siento lo que siento?
¿Hay forma de saber?

¿Ser?

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domingo, 9 de agosto de 2009

"La última ventana"


Estoy algo incómodo con esta ropa; estas telas de raso nunca fueron mis favoritas.
Desde aquí, ¿cómo explicarlo?... Es como mirar a través de un marco o una ventana sin cristal a la que se asoma gente. A veces uno, tres, cinco... quedando vacía por momentos.
La mayoría son personas que conozco. Permanecen un rato. En silencio nos miramos. Ellos expresan su dolor. Traen recuerdos, muchos recuerdos de momentos compartidos. Algunos lloran, otros no. Pero todos sufren como si al otro lado del marco las cosas no fuesen bien.
Pienso en atravesarlo para abrazarlos y consolarlos, pero algo en mi interior me dice que no es posible a pesar que no hay nada que lo impide.
Veo asomarse varios hombres vestidos de negro que no conozco. Se escuchan llantos cada vez más fuertes. Ahora se asoma mucha gente a la ventana, sufren. Se produce un vacío y reaparecen los hombres de negro. Traen una tabla con la que cierran el marco impidiéndome ver, pero eso no consigue acallar los llantos y los gritos de dolor. Reconozco las voces. ¡Dios mío!, ¿qué está pasando?
En mi lado se ha hecho la oscuridad.
Siento pasos y que todo a mi alrededor se mueve; un último movimiento claramente descendente hasta parar en un lugar que huele a húmedo. Escucho el sonido de palas clavándose y el golpe de la tierra cayendo sobre la tapa.

“Un momento... yo no debo estar aquí, hay un error... yo aún tengo sueños...”

Escucho voces a mí lado... ¿¡A mi lado... !?

¿Quién es?
Uno nuevo que trajeron.
¿Qué está diciendo?
Lo que decimos todos al llegar.
Ah, ya se dará cuenta y se acostumbrará.

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miércoles, 5 de agosto de 2009

"Deseos"


Abstraído estoy
en las voces del ensueño,
que se ha convertido
en amigo íntimo
e indaga en los rincones del alma.
Tu contorno,
dibujado en el lecho
de mi recuerdo
escucha mis palabras de solo.
Evoco tu risa y tu gemir
signos del amor
en estaciones ocultas.
Sé que tus pechos necesitan
el ritual de mis manos
para volverte hembra
al borde de la locura.
Esto soy
en la desnudez de mi cama,
la leyenda del amor
se transforma en deseo
y en sed
de beber tu cuerpo.

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