sábado, 12 de septiembre de 2009

"Un flautista por favor"


Hubo un tiempo en que las ratas eran animales del campo. Pasaban libremente de unas tierras a otras. Robaban para comer, a veces en los graneros, otras en los corrales o directamente en los cultivos.
Luego se instalaron en las zonas suburbanas, lugares que la gente de bien de las ciudades solían evitar por miedo a las ratas. Pero en algún momento, que no sabría determinar, estas llegaron a la ciudad.
Se camuflaron y hoy viven entre nosotros, en cualquier casa... en la del vecino quizá, en los ministerios, en los juzgados, en las iglesias, en los cuarteles, en las grandes empresas, en los despachos.

“Érase una vez una bella ciudad llamada Hamelin. Pero una mañana, al despertarse, las gentes de Hamelin descubrieron que la ciudad se había llenado de ratas”
.

8 comentarios:

María dijo...

¡Qué razón tienes! las ratas están en todos los lugares, quizá donde menos lo imaginemos, y es que hay tantas ¿verdad?

Por otro lado, me has recordado al cuento que tanto me gustaba de niña, "El flautista de Hamelín".

Un beso.

TORO SALVAJE dijo...

Fíjate que incluso algunas tienen responsabilidades políticas.
Un horror.

Saludos.

María dijo...

Jajaja Toro, me río pero tienes mucha razón.

lady marmalade dijo...

que sugerente "HAMELIN" . Tenes razón en argentina hay superpoblación, quedamos pocos... Cuídate si venís de visita.. te sigo.
TAS

LA ZARZAMORA dijo...

Algunas son hasta de alcantarilla
aggg!!!
¡Qué suene la flauta!

Besitos.

Lunática dijo...

Hubo un tiempo en el que estar ahí fuera era un buen campo de pruebas, aunque a veces no fuera agradable y los de alrededor te mostraban su traicionera cobardía o su degradación.
Todo eso te enseñaba que la vida no tenía fondo y que en cualquier momento podías caer más bajo, y cuando llegaras a ese punto no le importarías a nadie ni nada te importaría. No tendrías sentimientos y eso sí que era un sentimiento extraño.
Ahora camino con mis tarjetas de crédito en el bolsillo, con mi coche descapotable, como en los mejores restaurantes, viajo en mi avión particular, elijo a las mujeres con las que me acuesto y, a pesar de esta aparente felicidad, estoy muy cabreado conmigo mismo. ¿Por qué?, pues es bien sencillo: yo que fui Flautista y defendí los principios de la vida, disfruto con ello. He dejado mi instrumento olvidado y camuflado reventando y naufragando en mis propias convicciones.

lady marmalade dijo...

te escribo aca para no parecer q te vivo escribiendo... hoy es un dia que hubiera querido que estuvieras aca...

Zayi Hernández dijo...

SI TE FIJAS BIEN TERMINAS RECONOCIENDOLAS...TARDE O TEMPRANO, SE LES ASOMA LA COLA POR ALGÚN LADO.
BESITOS.