domingo, 4 de julio de 2010

"Olvidado"

Caminé tan lejos
que me perdí.
Sentado sobre una roca
engullí mis lágrimas
y mi pasado.
A nadie importa quien fui
y me dejé un día olvidado.
Vaya gusto, andar en vano,
dar vueltas y vueltas
sin llegar a ningún lado.
En tu mano había destino,
encuentro, abrigo,
presencia, ilusión.
Se acaban las fuerzas,
el paso es torpe,
el pulso lento,
jadeante la respiración.

miércoles, 26 de mayo de 2010

"Días de lágrimas"


De lágrimas silenciosas
que tornean las mejillas
cuando menos lo esperas.
Con memoria incomprendida,
semilla que se seca
sin germinar.
Realidad amarillenta
de fotos viejas
y recuerdos inexistentes,
solo deseados.
Viajes y juegos sentidos,
entrañables,
agonizan antes de nacer.

domingo, 9 de mayo de 2010

"Todo va a peor"


Me corté la cabeza y la puse sobre una repisa con la esperanza de dejar de pensar en ti. Desde entonces todo se ha complicado. Ahora mi cuerpo camina a ciegas tropezando contra muebles y paredes. Veo mis manos que buscan deseosas en el aire tu cuerpo. Mis piernas corren tras de ti sin ver el camino, dan vueltas torpemente en círculos sin siquiera saberlo.
Mi corazón tañe al máximo de sus fuerzas gritando tu nombre.
Mi alma... mi alma hecha jirones no responde a nada. No sé si está muerta o comatosa esperando el beso que la despierte después que la pinchara la rueca.
Y mi cabeza, inmóvil, en el estante no para de imaginarte.
Todo va a peor, todo va a peor.

miércoles, 5 de mayo de 2010

"Por Amor"


María es una mujer humilde, como todos los de su barrio, que cuenta con la estima y el respeto de sus vecinos. Ella se crió en el campo, corriendo libre como los pájaros y saboreando la caña de azúcar que las manos fuertes de su padre, abrían con dulzura para ella. Era feliz a pesar de las necesidades que pasó la familia, de las cuales no tomó conciencia hasta llegar a la adolescencia.
“La Maruja”, como la llaman, nunca entendió nada de bancos, política o bloqueos económicos. Ella se limitó a llevar una vida honesta y criar a su familia de igual modo. Pero desde hace unos años, la realidad, la angustia y el dolor oprimen su pecho.
Por amor, aceptó la propuesta que le hicieron aquellas dos mujeres que visitaron una tarde su casa, trayendo palabras de esperanza para su desdicha.
Todo lo que le falta en comodidades le sobra en limpieza. Por eso ayer lavó con energía, y colgó al sol a que se blanqueara hasta la pureza la ropa que luciría hoy.
Llegada la hora, se vistió, cogió las tijeras y en su jardín, luego de pedir permiso a la naturaleza, cortó el gladiolo más bello; por amor.
Por amor sale con paso firme al encuentro, sin importarle lo que vendrá; insultos, empujones, humillaciones, acusaciones de traición a la patria. Si Dios quiere, regresará horas más tarde magullada y sucia de barro. Por amor, volverá a fregar con mano firme su ropa, y volverá a cortar el mejor de sus gladiolos, tan solo por amor.

martes, 13 de abril de 2010

"Martes 13 de asadero"


Llegué según lo acordado, a mí me tocó comprar el pan y el postre helado,
- Del resto me ocupo yo- dijo Roberto al teléfono unos días antes; y ahora, me abría la puerta sonriente. Tras sacarme las bolsas de las manos me invitó a pasar al salón donde sellamos el reencuentro con un sincero abrazo.
Comentamos algo sobre lo bonito que estaba el barrio al igual que su jardín, cargado de rosas en esta época del año. A continuación pregunté por Rocío. -Rocío se fue hace unos días, no volverá nunca más- respondió.
-¡Huy! Lo siento mucho- dije con prisa.
Entonces, su cara se transformó. Seco, duro y mirándome a los ojos descargó -¿Por qué? ¿Tú qué sabes? ¿Y si eso era lo mejor para nosotros? ¿Por qué la gente se apresura a lamentarlo? Sin saber.
Titubeante agregué -Disculpa no quería molestar con mi comentario-
Luego de mirarme un momento, soltó una risa al tiempo que palmeaba mi hombro dijo -No hay problema, ven, vamos acompáñame que estoy preparando nuestro almuerzo.
Al entrar a la cocina vi las bandejas con carne, chinchulines, riñoncitos mollejas y como buen argentino no pude menos que expresar:
-¡Ja! Menudo asado nos espera hoy.
- Sí, si me ayudas a comerlo- contestó entre risas
Acostumbrado a esta imagen desde chico, enseguida noté que la madeja de chinchulines era pequeña al igual que los riñones y la molleja.
-¿Qué son de ternera lechal?- pregunté, girándose y con una sonrisa irónica contestó -No, son de Rocío- Con una risa cerramos el desafortunado chiste y comprendí que mi amigo estaba muy dolido con su separación.
-Me ayudas un momento- dijo Roberto mientras salaba un costillar más bien magro. -Le echas un poco de sal a la sopa- agregó.
Con todo gusto cogí la sal y destapé el caldero gigante que estaba sobre el fuego. Fue entonces cuando la vi. Sin cabellos, la cabeza de Rocío giraba en medio de lo borbotones del agua hirviendo, acompañada por una cebolla entera, dos hojitas de laurel y un pimiento cortado al medio. Colmado por la sorpresa solo atiné a decir:
-¿Mucha sal?
-No, solo un pizco- dijo él mientras calculaba donde cortar el costillar para que entrara en la parrilla.
Pasamos la tarde juntos, el asado estuvo muy bien. A Rocío no volvimos a nombrarla y por supuesto yo la sopa no la probé.
A última hora nos despedimos con un abrazo y quedamos para la semana siguiente pero esta vez en mi casa. Yo también soy casado, al fin y al cabo es un gusto compartir con un amigo. Pasar una tarde rodeado de los que te quieren.

martes, 30 de marzo de 2010

"Desencuentro"

Robert Doisneau
.
Simplemente no encontraste nada en mí que valiera la pena. No te acercaste a mí por mi belleza, no, ni por mi glamour. Sé que no tengo ni tu clase ni tu estilo. Pero vayamos al principio:
Entraste al bar esa mañana preguntando por mí y cuando te señalaron el lugar en la barra en que me encontraba miraste con sorpresa e incredulidad. Giraste y te marchaste, apostaría que aterrorizada y creyendo que era una broma de los parroquianos.
Horas más tarde golpeaste la puerta de mi casa, al abrir, nuevamente vi la expresión de desconfianza en tu rostro y un libro mío en tus manos. Te costó aceptar que de este ser despreciable, a tu juicio, salieran esos versos que amabas hasta el punto de salir a buscarme. Casi tartamudeando dijiste venir de la ciudad, que eras poeta y que llegaste hasta aquí con la idea de estudiar conmigo, “de aprender mi arte” así lo dijiste.
Yo acepté leer los escritos que traías en la libreta rosa, y tú, tomar un té en mis tazas de loza cascada. Conjugabas la soberbia del cuerpo joven y la vanidad del que ha escrito un mal poema (y ni siquiera lo sabe). Tus letras estaban plagadas de tecnicismo y carentes de vida..
Previo arreglo económico, de un dinero que no necesito pero que me pareció justo cobrar, acordé trabajar contigo.
Durante los días siguientes la charla se hizo fluida, pero cargada de preconceptos por tu parte, ideas fijas y estrechas. Y como soy hombre de hablar claro, no tardaron en aparecer diferencias. Rápidamente comprendí que te revolvías en aristas seudo intelectuales, de niña rica, de gente pobre y vacía que temen a la vida, a los sentimientos, a las pasiones.
Esperabas de mí que corrigiera tu léxico o tu sintaxis, que habláramos del uso de sinónimos, antónimos, preposiciones; sin embargo, durante esa semana te llevé muy temprano a la puerta de la escuela, a que vieras llegar descalzos y sucios a los hijos del pueblo. Subimos al monte a ver a Doña Rosalía, la matrona mano santa que aprendió de su abuela, a muy temprana edad, el arte de sacar los chiquillos de entre las piernas de sus madres, a curar lombrices y muchos otros males. Te presenté a la rubia platino del vestido ajustado que vive en la última fila de casas y que continúa el oficio de su madre.
Te conté que he compartido con gente pobre, verdaderamente pobre, con ropas remendadas plagadas de exquisitas vivencias. Te expliqué que se sienta en mi mesa gente honesta y otros no tanto, poetas, pintores, ladrones, estafadores, borrachos, homosexuales y drogadictos, que apuro mi ron, el tabaco y la vida entregado a la pasión de vivir pasiones. Pero tú de eso no sabes nada ¿verdad?
La última mañana la pasamos viendo a los jornaleros descargar un barco en el muelle y te marchaste ofendida cuando te dije que la puta barata del puerto que me abrazó durante toda la noche, sabe de la vida más que tú y tu círculo de poetas mediocres.
No pude hacerte entender que la vida está en la calle de noche y de día, mientras tú continuas encerrada entre libros y recuerdos ya lejanos creyendo que estás viva.
Seguirás repitiendo la matemática diaria, con tu café con leche, tus dos tostadas y la aburrida ensalada de cada mediodía. Seguirás acostándote a las ocho con tu pijama de invierno o de verano, según lo diga el señor del tiempo en las noticias de la mañana.
Fracasé. Te mostré mis mejores fuentes de inspiración pero tú no viste poesía en ellos.
“Qué yo he ganado” me gritas alejándote, claro que sí, pero desde el primer verso.
Tú nada puedes decir porque las almas muertas no hablan.
Y ahora márchate.


Otros colegas de bar y pasiones:

http://visionesdelaluna.blogspot.com/2010/03/indeseables.html

miércoles, 17 de marzo de 2010

“Sicarios de Satanás”


¡Cuidado!
coge la mano de tu hijo
vienen hombres con sotana.
Lobos
disfrazados de corderos,
que gustan de ocultar niños
bajo sus largas faldas.
Nada nuevo, lo de siempre,
engañan a los mayores,
ultrajan a los menores,
les prometen el cielo
mientras los hunden
en el infierno de la vejación
a la sombra de la cruz.

lunes, 15 de marzo de 2010

"Promesas inconclusas"

Oscar Astromujoff

Cada mañana al poner mis pies en la realidad comienza una lucha imperecedera. Tomo un decisión y luego me culpo, de no haberlo hecho me culparía también. Siempre uno de los tres maneja la voluntad de los otros, por periodos cortos, pero el tiempo suficiente para hacer cosas de las que luego me arrepiento. Es horrible.
Una disputa constante, agotadora y desgarrante, nos une,me deshilacho cada día perdiendo consistencia, integridad, nervadura.
Contradicciones. Mientras uno dice “olvídala” el otro dice “ni muerto”, y yo en medio , cada vez más débil, desapareciendo en un hilo de aire que entra y sale, entra y sale.
Escucho sus argumentos, a izquierda y derecha voces que te engañan , te justifican y te condenan; la propia mentira. Estoy rodeado de palabras rítmicas, persistentes, atenazado por el miedo al error y la corrosiva culpa que late en mis sienes oprimiéndome hasta la infelicidad.
La pequeña llama que se extingue.
Ha pasado el día, la cruz lo marca en mi calendario, uno menos para sufrir. Cada noche la misma promesa inconclusa “Mañana...”

“Mañana no habrá mañana, nuevamente será hoy.”

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Otras voces de mi interior:

http://visionesdelaluna.blogspot.com/2010/03/ridiculo-malentendido.html

http://nuevepuertas.wordpress.com/2010/03/15/de-circulos-y-lineas/

martes, 2 de marzo de 2010

“Una experiencia terapéutica”


Jan Saudek
Llegué temprano a la cita de trabajo porque disfruto del trasiego previo. Una vieja casona alejada de la ciudad haría las veces de set. La habitación elegida no está muy limpia pero un asistente se afana barriendo el gastado piso de madera. Jan da vueltas por la casa y sus jardines buscando distintas locaciones donde aprovechar la jornada de trabajo, mientras un grupo de técnicos instala las luces.
En un improvisado camarín dejo mi ropa y me presto a la tarea de la maquilladora. Cubierta con una bata llego a la habitación donde espera todo el equipo técnico. Las nubes que se dejan ver a través de la ventana inspiran a Jan y decide poner manos a la obra; me quito la bata y desnuda atravieso la habitación hasta ponerme frente a la cámara. No me importa exhibir mi cuerpo desnudo, todo lo contrario, disfruto las miradas que me regalan los técnicos y el esfuerzo que hacen por disimularlo.
A las órdenes del director pruebo distintas posiciones hasta dar con la imagen pretendida. Una asistente nos avisa de un grupo de nubes que atravesará el encuadre que tenemos de nuestra ventana en pocos minutos. Me piden que me prepare. Por primera vez siento la brisa invernal que llega desde fuera. Allí estoy, acostada boca arriba en el piso, sobre una tela dorada con los brazos extendidos hacia el vacío. Por experiencia, sé que debo permanecer así varios minutos hasta que Jan recorra 180º disparando su cámara.
Angustia. Inmediatamente siento como crece dentro de mí, con la misma facilidad que el frío cala mi cuerpo hasta instalarse en mis huesos, en mi ser.
Con el primer disparo llegó la imagen de mi hermana Susy fallecida con tan solo cinco años; nada he tenido que ver con su muerte pero siempre me he sentido responsable. Sucedió un día ¡Clic! Mamá y sus eternos reproches envueltos en whisky. No, no soy como Susy, jamás lo seré, ¡ella hubiera sido perfecta! Desde que ocurrió la tragedia ¡Clic! Papá llega del trabajo y yo corro con los brazos abiertos hacia él. Recibo unas palmadas en mi cabeza y el reproche por estar descalza... ¿Por qué nunca me abrazabas?, ¿por qué no me defendías?, ¿por qué ¡Clic! En el suelo las revistas de moda vacía, al igual que mi cama y la taza de café. En el aire el sonido del reloj marca cada segundo interminable de mi soledad a golpe de martillo y por mucho que lo intento no consigo acelerarlo en el agobio de cada fin de semana. Hay veces ¡Clic! Flashes, fama, sonrisas fingidas, búsqueda de aprobación, autógrafos en papeles vacíos.
Una lágrima fría se desliza por mi mejilla, la voz de Jan da por terminada la toma. Me levanto. “¿Estás llorando?” pregunta “No, es el frío” digo escondiendo mi rostro. Por primera vez me incomodan las miradas de los técnicos ya que me siento demasiado expuesta.
Tiritando me visto y salgo apresuradamente sin dar explicación; escapo de la comprensión, escapo de este eterno abrazo vacío.
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Otros que aparecen en la foto:

miércoles, 24 de febrero de 2010

"Pesares"

No hacer feliz
a la persona que amas,
es penoso.
Pero a veces el amor
se empeña
en darte calabazas.
Y la vida,
se ríe
en una esquina,
a la que nunca llegas.



miércoles, 17 de febrero de 2010

"Lady Godett"

" Coffe Klimt"

Mi vida ha dado un vuelco. No consigo entenderlo y mucho menos sacarlo de mi cabeza. Estoy enamorado.

Todo empezó esa mañana que un alboroto me llevó del cuarto de celadores al salón comedor.
Al entrar, Richi tiraba golpes al aire con los dos brazos, defendiendo su taza de café, mientras el resto de los internos lo rodeaban en actitud de curiosos.
Richi llegó aquí hace dos años condenado por asesinato, con lo puesto y cinco libros de poemas de Lady Godett que recitaba de memoria.

Para Richi se había convertido en una obsesión encontrar a Lady Godett de quien se había enamorado gracias a las inspiradas letras de amor que escribía. Desde que conoció sus versos salió a buscarla y cuando encontraba a quien él creía era Lady Godett le declaraba toda su pasión. El rotundo “no” por respuesta lo convertía en un enemigo peligroso que seguía pacientemente los pasos de su víctima hasta encontrar el momento para matarla. Entonces, decidía que esa no era Lady Godett y reiniciaba su búsqueda. Así llego a matar cinco mujeres.

Cuando entré al comedor, los internos se dispersaron rápidamente ubicándose en las esquinas del salón mientras murmuraban, entre ellos o para sí, palabras ininteligibles con largos hilos de baba. Richi cogió su café y se sentó en la mesa más alejada que encontró.
El pensar que mi sola presencia podía hacer esto, me halagó; no suelen ser agresivos pero tienen sus días.
Di una larga mirada al lugar y tras comprobar que había regresado la calma me acerqué a Richi. Este tamborileaba con sus dedos sobre la mesa rodeando con sus manos la taza de café, parecía nervioso. Sin embargo, al llegar a su lado me miró a los ojos y comenzó a hablarme con absoluta naturalidad, como si nada hubiera pasado. Durante largo rato me explicó el profundo amor que sentía por Lady Godett, habló de ella como de un ángel de belleza extraordinaria. Lo hacía con tanta pasión que era imposible dejar de escuchar como recitaba sus poemas y se deshacía en halagos para ella. Al terminar de recitar “Autorretrato” un poema en el cual ella describe detalle a detalle su cuerpo desnudo, él bajó su mirada hacia el café y entonces la vi.
No sé como explicarlo pero allí estaba... hermosa... angelical... desnuda sobre la cuchara. Perfecta. La vi respirar, la deseé, y abandoné corriendo el salón.

Esa misma noche al terminar mi turno, robé a Richi los cinco libros de Lady Godett y su taza de café. A la mañana siguiente, buscando sus pertenencias, Richi montó un “todos contra todos” en el salón comedor que tuvimos que intervenir los guardias y los celadores para frenar la contienda. Richi fue confinado en otra área y no lo he vuelto a ver, sé que pasa sus días sedado y balbuceando poemas de amor.
Desde esa noche, yo sólo salgo para ir a trabajar. En casa leo una y otra vez los poemas de Lady Godett sentado frente a la taza de café. Y sueño con el día que saldré a buscarla entre esta multitud. Porque sé que está aquí, en esta ciudad...

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Otros colegas:

lunes, 8 de febrero de 2010

"Harta"


Harta de mi soledad salí de casa
y empecé a caminar.
Entré en un bar alejado
del centro de la ciudad.
Tomé varias copas.
Elegí.
A la mañana
después de cerrar la puerta,
arrojé a la papelera, sin leer,
la nota que dejó con su teléfono
y me duché.

domingo, 7 de febrero de 2010

"Amarga espera"


Crecías en el líquido mágico que no alcanzó a cumplir su misión.
Te soñé. Oliendo a leche entre montes entrañables; en el parque o de mi mano en la cola de un cine mientras descubrías el mundo.
Te nombré durante seis meses de espera amorosa.
La oquedad del vientre se llena de dolor. Mi corazón derrama lágrimas por la obra inconclusa del amor. Entre miles de preguntas, no hay preguntas, sólo el vacío abrazado a tu manta.
De mi mano cae la rosa blanca al sepulcro que no tengo siquiera para homenajearte.

miércoles, 3 de febrero de 2010

"Volver"




Volver a los rincones
habitados por fantasmas.
Acurrucarse en el recuerdo
de las caricias perdidas
y los olores conocidos.
Recorrer la biblioteca.
La de los libros de siempre
rodeados de la oscuridad
del óleo y el brillo del jade.
Restregarse la nariz
húmeda de lágrimas
ante el polvo de la historia,
o ante la historia hecha polvo.
Lugares y gente que no mueren
mientras aniden en mi memoria.
La abuela, el patio, el limonero
que acogió siestas y viajes
que nunca realizaré.