martes, 2 de marzo de 2010

“Una experiencia terapéutica”


Jan Saudek
Llegué temprano a la cita de trabajo porque disfruto del trasiego previo. Una vieja casona alejada de la ciudad haría las veces de set. La habitación elegida no está muy limpia pero un asistente se afana barriendo el gastado piso de madera. Jan da vueltas por la casa y sus jardines buscando distintas locaciones donde aprovechar la jornada de trabajo, mientras un grupo de técnicos instala las luces.
En un improvisado camarín dejo mi ropa y me presto a la tarea de la maquilladora. Cubierta con una bata llego a la habitación donde espera todo el equipo técnico. Las nubes que se dejan ver a través de la ventana inspiran a Jan y decide poner manos a la obra; me quito la bata y desnuda atravieso la habitación hasta ponerme frente a la cámara. No me importa exhibir mi cuerpo desnudo, todo lo contrario, disfruto las miradas que me regalan los técnicos y el esfuerzo que hacen por disimularlo.
A las órdenes del director pruebo distintas posiciones hasta dar con la imagen pretendida. Una asistente nos avisa de un grupo de nubes que atravesará el encuadre que tenemos de nuestra ventana en pocos minutos. Me piden que me prepare. Por primera vez siento la brisa invernal que llega desde fuera. Allí estoy, acostada boca arriba en el piso, sobre una tela dorada con los brazos extendidos hacia el vacío. Por experiencia, sé que debo permanecer así varios minutos hasta que Jan recorra 180º disparando su cámara.
Angustia. Inmediatamente siento como crece dentro de mí, con la misma facilidad que el frío cala mi cuerpo hasta instalarse en mis huesos, en mi ser.
Con el primer disparo llegó la imagen de mi hermana Susy fallecida con tan solo cinco años; nada he tenido que ver con su muerte pero siempre me he sentido responsable. Sucedió un día ¡Clic! Mamá y sus eternos reproches envueltos en whisky. No, no soy como Susy, jamás lo seré, ¡ella hubiera sido perfecta! Desde que ocurrió la tragedia ¡Clic! Papá llega del trabajo y yo corro con los brazos abiertos hacia él. Recibo unas palmadas en mi cabeza y el reproche por estar descalza... ¿Por qué nunca me abrazabas?, ¿por qué no me defendías?, ¿por qué ¡Clic! En el suelo las revistas de moda vacía, al igual que mi cama y la taza de café. En el aire el sonido del reloj marca cada segundo interminable de mi soledad a golpe de martillo y por mucho que lo intento no consigo acelerarlo en el agobio de cada fin de semana. Hay veces ¡Clic! Flashes, fama, sonrisas fingidas, búsqueda de aprobación, autógrafos en papeles vacíos.
Una lágrima fría se desliza por mi mejilla, la voz de Jan da por terminada la toma. Me levanto. “¿Estás llorando?” pregunta “No, es el frío” digo escondiendo mi rostro. Por primera vez me incomodan las miradas de los técnicos ya que me siento demasiado expuesta.
Tiritando me visto y salgo apresuradamente sin dar explicación; escapo de la comprensión, escapo de este eterno abrazo vacío.
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Otros que aparecen en la foto:

8 comentarios:

TORO SALVAJE dijo...

Que contraste entre sus dos mundos.
Y ella en medio.
Impresiona.

Saludos.

LA ZARZAMORA dijo...

ndie sabe de los entresijos en los que se adentra cada uno en cualquier situación por poco promiscua que esta sea.
En el cine y en el teatro la de besos que se dan y después los actores no pueden verse ni en pintura. Me gustó ese repetitivo Clic, clic golpeando en cada sentimiento, como captando la sensación y congelándola al mismo tiempo.

Mil besitos, mi Ángel.

María dijo...

Experiencias vividas, cada uno, desde su mundo, y siempre suele esconderse una mirada tímida o fría, un abrazo que sin sentido, o una palabra cortada.

Un beso.

Zayi Hernández dijo...

Pobre mujer!!!
No sé si habrá tenido una experiencia terapéutica o no, pero lo cierto es que a mi me creo una especie de ansiedad este texto... Casi que me meto allí para abrazarla.
Me gusta la fotografía desde siempre... tengo el ordenador, la casa, las gavetas, todo lleno de fotos por todos lados pero, mis click son alegres...me disfrazo el alma para tomar fotos...quizás es eso, que soy yo quien está del lado del otro lado del click...del que mira a través del lente.
Un besito.

Celsa Muñiz dijo...

Me gusta esa paradoja: el pudor de que puedan verla desnuda por dentro cuando está desnuda por fuera.
Bueno, yo lo explico muy mal, pero me entiendo.
Me ha gustado mucho.

Lunática dijo...

Me gusta la idea de este texto y creo que le puedes sacar mucho más partido y, lo sabes.
Besos.

Zayi Hernández dijo...

Pasé por acá para darte las gracias por el maratón que te pegaste leyendome...de verdad que me impresionastes y me hicistes sentir muy halagada. Gracias mil!!!
Un besito.

khepri dijo...

Aprendí un día que la preocupación de todos , no es cien por ciento verdadera , que si me preguntan si soy feliz , mi respuesta siempre será un gran si , que si sonrío es por que mi alma llora sin consuelo.
Aprendí un día que si me ven sonreír todo el tiempo, ya nada preguntan, por que aprendí un día a engañarlos a todos por completo.

“Solo se siente frió cuando desnudas el alma”

Tu blog es maravilloso, tus escritos también lo son, saludos y beso.