jueves, 30 de abril de 2009

"O"

... lucho esforzadamente contra
mí mismo por la felicidad,
una y otra vez caigo en mi propia trampa
que puse para nadie,
sólo me espera a mí,
intento comprender la sinrazón
de la realidad, allí voy una vez más,
el alegre sacrificio...

"Alegre"


Centrado en la respiración,
alegre, sin futuro ni pasado
camina agradecido por la vida
que llega en cada aliento.

domingo, 26 de abril de 2009

"Espacios"

Amelia Diez. Los misterios de la carne.


Espacios que sangran innecesariamente.
Heridas que se abren y no cierran.
Ausencias por nada. Caprichos del destino
o del encuentro.
Haremos como que ha muerto.
Veneraremos sus huesos que se quiebran
y su gloria.

"Sin recuerdos"





¿Por qué será que no la recuerdo? No consigo acordarme de la cara de mi esposa. Ni cómo fue la última vez que nos vimos. Quizás, hayan pasado muchos años. Estoy aquí, en esta cama de no sé qué sitio esperando, esperando... ¿Qué estoy esperando? ¿Acaso será este el momento final? Este vacío, una ausencia de recuerdos e imágenes.

Una mujer madura y hermosa entra al dormitorio. Sí, es ella, creí que la había soñado pero no. Aquí está, coge mi mano, acaricia mi cabeza, me besa. Sí, la recuerdo junto al señor de barba y ropa blanca. Lloró, cuando él dijo una palabra que aún resuena en mis oídos... ¿cómo era?... ¿por qué no la recuerdo?...


(En homenaje a todos aquellos que, no recuerdo quienes son)

viernes, 24 de abril de 2009

"Pasos"


Al levantarse cada día, pisa los cristales rotos de la copa de ayer.
Camina, dejando el doloroso rastro de su sangre a cada paso.






domingo, 19 de abril de 2009

"Sada"





El cansancio, producto de la espera de sus hijos y sus maridos, se ve reflejado en los rostros. Nadie se atreve a preguntar. Se temen lo peor...


Hace unos días se hicieron realidad los peores augurios pronunciados en la plaza de toros de La Coruña. Ellos, no pudieron soportar las comunas y los concilios, el amor libre y la aprobación del aborto. Los cantos de libertad. Nosotros, no podíamos olvidar los torturados de Montjuich, los años de brutalidad opresiva ni el Octubre del treinta y cuatro.
Junto a Ríos y Picallo organizamos la defensa de la villa. Se levantaron alambradas, barricadas de sacos y se cavaron trincheras, se repartieron armas y municiones,
Algunas mujeres, acompañadas por unos pocos hombres y con mínimas provisiones, salieron al monte repartiéndose en grupos por lugares alejados de la contienda. Los que fueran capaces de sostener un arma a las trincheras. Luchábamos por un sueño, un ideal, una ilusión.
Las tropas de Oliete no tardaron en sitiar la ciudad. Ampliamente superados en número y armamento, comprendimos cual era nuestro destino. Hombres, cañones y carros de asalto bendecidos por las sotanas, se lanzaron a tomar la ciudad. La lucha fue sangrienta, vi caer a mis amigos, a mis vecinos. Labriegos como yo. Vi, rodilla en tierra a Rodrigo, el hijo del panadero, disparar hasta agotar su munición antes que le volaran la cabeza. También vi caer a su padre y a su hermano. Paladeé el sabor de la pólvora mezclado con la sangre y el polvo de las trincheras. El fuego de los morteros apenas se detenía una hora por la noche. Primero se terminaron las municiones, luego los hombres. Ríos agotó sus balas y como pudo, luego de lanzar su última granada, organizó la improvisada retirada.
La ciudad fue tomada. Los que conseguimos salir nos refugiamos en el monte, para los que quedaron la represión fue brutal.
Antón Suárez Picallo, Antoni Carballeira y Manuel Prego, aparecieron torturados y asesinados en la vera de un camino. Maniatado, pero sin vendas en los ojos y al grito de: “¡Viva la libertad!”, fue fusilado Fernández Pita.
Las botas y los crucifijos, brindaron en sus cálices de plata por nuestra sangre derramada. Los cuervos se comieron nuestra carne. Los banqueros sin hambre,con cadenas de oro en sus bolsillos, ostentaron el nuevo poder.
Llevamos días tratando de llegar a los lugares seguros, escondidos durante las horas de luz y avanzando en pequeños grupos en la oscuridad, para evitar las partidas que nos buscan incansablemente. Esta noche, aprovechando la falta de luna, robé la mula y la comida de mi propia casa.


Ahora... aquí llego, la puerta se abre y cientos de preguntas me llegan en el silencio de sus miradas, ¿cómo relatarles las muertes de sus hombres, sus hijos y sus nietos?¿cómo describir el canto de libertad que llevaban en su frente antes de caer abatidos por los traidores? La muerte se lleva los mejores.
¿Cómo decirles que me llevaré a los que quedan? Vengo reuniendo a los milicianos, nos vamos camino a Miño. Cuentan estos montes que allí está José Monzo Ríos reorganizando a las milicias. Queda mucho por andar, habrá triunfos y derrotas. La historia nunca acaba de escribirse...
- Con permiso...

viernes, 17 de abril de 2009

"Dejó"

Él le amó, con la intensidad, la fuerza y la pasión de un río que se desborda.
Ella, se sintió inundada, entonces lo dejó.

miércoles, 15 de abril de 2009

"Miedos"


No sé en realidad qué me pasa. Tengo mucho miedo. No puedo más. Necesito encontrar alguna solución a este sufrimiento. Camino de un lado a otro de la casa, miro por la ventana...
Pánico, pánico, que vasto es el afuera, veo la gente ir y venir, caminan sin miedo, ¿cómo hacen? ¿porqué yo no puedo? ¿Qué me impide, viajar, alejarme de casa, estar con gente, hablar en público?

Abro la puerta de mi piso. Miro el pasillo. Que largo, que inmenso, tan lejos está la salida. Bajar hasta la calle se me hace un mundo. A veces cuando me fuerzo a salir, siento que todo da vueltas, una gran inestabilidad, sensaciones en mi cuerpo que no sé describir y termino desandando el camino para refugiarme en mi casa nuevamente. Son estas paredes, las mismas que me protegen las que me cogen impidiéndome salir. El día que lo consigo, procuro estar en lugares que me resulten seguros, familia y algún amigo, que pronto se alejará, como los otros. Nadie entiende lo que me pasa, se enfadan, no comprenden que estoy enfermo, que necesito ayuda, que me voy a volver loco. Así no merece la pena vivir... esto también lo he llegado a pensar.Me da vergüenza que me vean así, siento que me rechazan, que a nadie le importa lo que me pasa.
Tengo miedo, hoy no puedo salir de mi casa, sé que llegará el día que no pueda salir de mi habitación, al principio lo haré para ir al baño o la cocina, pero pronto dejaré de hacerlo, el camino no será seguro, lo sé, ya lo he vivido, poco a poco me recluiré en mi dormitorio, y un día, simplemente, no podré salir de la cama, será peligroso bajarse de ella y quizás, otro día, no pueda salir de mi interior... sí, ese ser social que soy yo y que aparece cada mañana al despertar, quizás un día no salga...

Pero estaré ahí, mirando detrás de mis ventanas, sin que nadie lo sepa, y sin poder pedir ayuda...

martes, 14 de abril de 2009

"Como Ríos"


Soy, un río de aguas limpias. Pequeño en su nacimiento, pero crezco a medida que avanzo. Mis aguas transparentes te permiten ver el fondo, pedregoso o arenoso, según el tramo en que me encuentres. Por momentos fango. Hay piedras en el camino, es verdad. Algunas me acompañan con su canto y otras las sorteo y las uso para acelerar mi paso. Hay ramas con espinas que arrastro hasta desprenderme de ellas, en alguna playa perdida, a la vera de mi lecho. También hay saltos de alegría, que encierran hermosas canciones o rápidos de turbulentas pasiones, remansos de paz en aguas profundas o en aguas bajas. No hay una forma de bajar de la montaña. Busco y me adapto cada vez al desafío del camino y lo hago mío. Y aunque por momentos, mi transito parezca errático, erosiono poco a poco el terreno ribereño, hasta alcanzar mi perfil de equilibrio. Te busco y te espero en cada cuenca. No permitas nunca que tus aguas se estanquen. Fluye, clara, transparente y consecuente, hasta encontrarnos como mutuos afluentes en el estuario, que nos conduzca al mar...

viernes, 10 de abril de 2009

"Hastío"





Ya no recuerdo cuanto tiempo llevo aquí.
No me refiero a esta playa ni a este momento. Hablo del pueblo costero.
Siempre lo mismo, siempre lo mismo.

Quizás no fue una buena idea dejar la casa del bosque. Allí al menos podías perderte entre los árboles. Jugar con las monedas de sol que caen de las ramas. Encontrar tu pequeño espacio de intimidad en los claros obscuros que regala el pinar.
Aquí el sol te machaca de frente.

Sola con mi fiel compañera, repito día tras día los mismos pensamientos, el mismo camino, la misma soledad.
Las olas de hoy, igual que las de ayer ante el infinito invariable; como mi destino.

Las agujas del reloj clavadas en el tiempo, como la gente y el olor del pueblo y el agobiante calor de la arena apenas aliviado por la brisa de la tarde.
Las caras y los gestos se repiten.
Siempre lo mismo, siempre lo mismo.

Hoy, la única diferencia, es que estás tú dispuesto a inmortalizarme.
No sonrías ni intentes agradarme.
Saca tu foto y vete.
Estoy dispuesta, antes a mostrar mis dientes, que a mover el rabo.

miércoles, 8 de abril de 2009

"Encuentro Imprevisto"


























El encuentro fue imprevisto.
Desde la primera mirada
el deseo se reflejo en nuestras mejillas.

A solas, conocí la sensibilidad de su piel,
la madurez de sus labios,
la fuerza de sus caderas.

Recorrimos el laberinto de los sentidos
hasta bien entrada el alba.
Con la distensión que deja la noche,
se despidió sin decir adiós,
tampoco hasta luego.

No sé si volveré a verla...
disfruto de esa incertidumbre.

Con ella, conocí la sensualidad de la espera
.

domingo, 5 de abril de 2009

"El árbol"




Ocupaba la zona central,
en el jardín de la abuela.
Ella me enseñó a cuidarlo
y cuando fue el momento,
el abuelo a treparlo.

Sus frutos hablan de mi infancia,
que no fue mala,
pero tampoco fácil.
En sus brazos, se tejieron
historias de piratas y fortines.

Tras el muro, en la calle
vedada para mí, el griterío
de niños y las ansias de correr.

Encaramado en su palo mayor,
navegué solitarias siestas
en soleadas bahías.
Rutas en cartas desconocidas.

Protector, conoció mis lágrimas
y mi primer poema.
Tallé, en momentos difíciles,
la memoria de mis amores
en su silencio...
Fuimos amigos íntimos
descubriendo el alma.
Juntos, leímos a Goethe.

Un día crucé el muro...

Navegué otros mares,
tardé en volver.
La casa ya no está... él tampoco.
Quedaron nuestros viajes
en mi memoria.
Relatos, que hoy echan raíz...
en la sonrisa de mis nietos.

"Nada"





Dubitativo voy
del salón a la cocina.
Busco el libro,
que dejo.
Tomo el café frío,
mientras, consulto el correo.

Nada...

Miro el teléfono sordo.
Voy al dormitorio,
regreso a la cocina...
Perdido,
busco aquello que olvido.
Los hechos se suceden,
el minuto cambia.

Nada.

sábado, 4 de abril de 2009

"Desaliño"


Desaliñado, por dentro y por fuera.
No sé como peinar la enmarañada mente.
Ni como afeitar las barbas del alma.
¿Acaso cambiar el chaleco,
aliviará mi pecho?
Será el botón, o el color de la corbata
lo que ahoga mi voz.
Dividido por un cinturón, así me veo.
Así estoy.
Pantalones, que arrastran la languidez
de mi espera.
Zapatos, que no acompañan mis pasos.
La chaqueta... protege mi corazón.
Ya no hay tiempo, la cotidianeidad espera.
La gabardina, todo lo tapa.
Hoy, una vez más, saldré desaliñado,
por dentro y por fuera.

viernes, 3 de abril de 2009

"Manos frías"

El cielo denso, arroja sus gotas contra el cristal, juntos lloramos.
En mi soledad, mi mirada te busca en el frío de la calle.
Cientos de personas, pero ninguna eres tú.
¿Cuándo llegará al otro lado, la mano que espero?
La que dará calor a las mías
¿Estará fuera?¿ O solo aquí, en la estrechez y el latido de mi busto?

"En memoria a Freddy Romero"




Inmensa pantera que aterraba al entrar.
Cisne negro, que enseñaste a desplegar alas.
Tus manos, marcaron el compás.
Tus piernas, enseñaron a girar.
Tus gritos a volar.
¿Dónde te fuiste? si eras eterno...
En mi recuerdo, los destellos de tu talento y de tu piel oscura.
En tu memoria, solo puedo bailar... y bailar... y bailar...
Gracias negro

miércoles, 1 de abril de 2009

"Remolino"

Empezó como un pequeño remolino,
apenas incómodo en medio de mi pecho.
Se expandió hasta abarcarme.
Se convirtió en un huracán doloroso,
en cuyo borde giro alocadamente.

"Un libro mojado"


Ella se presentó como Ana. Yo, Pablo. Formábamos parte de la columna humana, convocada por el sindicato para reclamar por nuestras obscurecidas libertades.
Joven, irreverente, con el cabello suelto y el puño en alto, la vi repitiendo las consignas en esa mañana de diluvio.
“El cielo está con los traidores”, aseguró, al tiempo que, para acomodarse la ropa, me daba a sostener un libro: El caminante y su sombra.

Ajeno a la multitud, vi la inocencia y la belleza en sus ojos.
El cabello mojado encendió la lumbre del deseo.
Caminamos entre la gente.
A empujones, avancé en la columna y en el tiempo. Recorrí hogares imaginarios. Rodeados de libros y proclamas. De encuentros amorosos. De niños felices.

La marcha se detuvo. A nuestro frente un cordón negro cerraba el paso a la plaza. Gritos de provocación. La cercanía de las piedras y los bastones se percibía en el aire.
Ahogada por la lluvia y la presión de la masa, te apretaste contra mi pecho. Olí tu perfume, me embriagué de sexo.
Un largo silencio antecedió a la carga policial. Con un estruendo estalló el caos. Piedras e insultos contra gases, porras, caballos y blindados.

Corrimos tomados de la mano.

Otra carga nos sorprendió. Vi al jinete embestir contra nosotros. La marea humana te arrancó de mi mano. Sentí la vara en mi espalda castigando nuestra osadía.
Dolorido... entre lágrimas disimuladas por la lluvia... te busqué. Aún te busco.

Como recuerdo de aquel día, me quedaron, la pena por la batalla perdida, la fantasía que no pudo ser y las palabras de Nietzsche, en tu libro mojado.