jueves, 31 de diciembre de 2009

Fiestas

Por muy crítico que me pongo con estas fiestas, al igual que la sidra, el cava y los turrones, regreso cada año al encuentro con familia y amigos.
Muchos kilómetros para llegar a estrecharme en un abrazo con aquellos que me quieren de verdad, los de siempre, los que todo lo perdonan. Los que aceptan la distancian y el silencio, esos a quienes no necesitas explicarles quien eres. Te aceptan sin preguntas ni reclamos.
Simplemente te aman… y yo a ellos.




Vacaciones jajajajajajajajajaja!!!!

No los olvido…

martes, 15 de diciembre de 2009

"Así es"

Bailarina - Joan Miró

Cuando algo es...
simplemente es.
Sería más fácil así.
Pero tú prefieres cuestionar.
Dar vueltas
y hacerte mil preguntas,
de esas que tanto te gustan,
sobre la existencia y el sentido de ser.
No quieres,
en nombre de tu independencia,
tomar parte.
Lo comparto,
al igual que mis tardes de sol,
el desayuno
y tu cena baja en calorías.
Hoy llueve en Madrid,
y te propongo una casa
llena de habitaciones,
donde puedas perderte
y esconderte de ti
como haces siempre.
Te propongo un lienzo en blanco,
que pinte cada mañana
tu amanecer,
como lo concibas,
como lo vivas.
Podríamos compartir
y un día al despertar,
simplemente descubrir
que eres amada
y que amas.
Porque las cosas
son lo que son:
eso es todo.





miércoles, 9 de diciembre de 2009

"Ni de unos ni de otros"

Richard Avedon
.
“Maldita la hora en que acepté su propuesta...”


Llevamos días cambiando de hotel. Recorriendo las calles por la acera oscura, de noche, con el sombrero clavado hasta los ojos y la bufanda alzada hasta tapar la nariz. Sé que vienen tras mis pasos. Hasta ahora, la suerte nos ha acompañado... hasta ahora. Ellos necesitan saber cuánto sé yo. Pero sobre todo quieren que esa información no llegue a mi bando. Son nombres y datos vitales para la seguridad de nuestros hombres al otro lado de la barricada.

Llevo semanas repitiendo esa lista en mi cabeza para no olvidarla; semanas acercándome cautelosamente al punto de encuentro con los míos. El momento ha llegado, tan sólo unos escasos minutos y unos pocos metros nos separan.
Para entonces, y después de días insistiendo con su teoría de la seguridad, Marleyn me ha convencido de ser ella quien haga la entrega, dado que a ella no la conocen y a mí me buscan todos los hombres de gris.
De mi memoria pasaron a sus labios carmesíes todos los nombres de la lista que repitió sin error alguno.

Llegó el momento en que debía marchar y yo aún no estaba seguro de que sea este el modo menos peligroso. Mientras abotonaba su abrigo me dijo:
“Tranquilo. Sólo es cruzar la calle. Habré vuelto antes que notes mi ausencia” y antecedido por una hermosa sonrisa agregó, “Prepara tus cosas, pronto nos marchamos de aquí.” Me besó y salió.
Con ansiedad me acerqué a la ventana para verla cruzar y entrar en el hotel. Ella iba llegando a la esquina con paso seguro, cuando vi varios hombres apostados en la terraza vecina.
Iba a abrir la ventana para advertirte del peligro cuando sonó la detonación, cuando estalló tu pecho a borbotones.
El llanto ahogó mis gritos “malditos traidores”. Las carreras en el pasillo y en las escaleras me advirtieron de que estaba rodeado; ya no hay salida. Me quitarán la piel centímetro a centímetro hasta que les revele la información que poseo.
Cogí la silla y la coloqué frente a la única puerta de la habitación. Me senté relajadamente, supe en ese instante que tú eras lo más importante en mi vida, mucho más que mis ideales y que todas las absurdas guerras habidas y por haber.
Siento los alientos jadeantes al otro lado de la puerta dispuestos a entrar, y el frío cañón de mi Beretta sobre mi sien.


Compañeros de espionaje:
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martes, 24 de noviembre de 2009

"Abu..."


Cuando falleció el abuelo, la abuela se negó de manera intransigente a vender la casa del lago a pesar de la insistencia familiar y de los bancos acreedores. Decía que su esposo volvería al término de un año. Pasado ese tiempo la he visto sentarse en la galería frente al lago y hablar muy animada durante largas horas día tras día.
A veces lo hacía cariñosamente y otras con cierto enfado, pero siempre que regresaba a la casa entraba con la mirada de una adolescente enamorada. En las pocas oportunidades que me atreví a preguntarle con quién hablaba, sólo me decía “- ¿Aún no lo ves? Ya lo verás... ya lo verás.” Y se dirigía a la cocina a preparar los dulces que más le gustaban a mi abuelo, y de los que para entonces disfrutábamos sus nietos y bisnietos.
Ha pasado poco más de un año que la abuela cerró sus ojos a nuestra vida. Y desde hace meses sé que esta casa no la venderé nunca.
Cada tarde me siento en la silla de la galería y los veo pasear cogidos de la mano por la alameda a orillas del lago. Hay días que sólo se miran acaramelados, otros hablan entre risas o escucho a la abuela regañando al abuelo pero siempre amorosamente. Como han sido sus vidas.
Me doy cuenta que mis hijos mayores no los ven y pienso “ ya los verán”. Por ahora es un secreto que comparto solamente con mi hijo menor que al verlos se sonríe y estirando su mano regordeta balbucea “ Abu... abu...”
.
Otros con la silla del lago

lunes, 23 de noviembre de 2009

"Una y otra vez"

Ausencia,
inmenso espacio vacío.

Te encuentras detrás de la bruma.

Siento tus pasos
deambulando tras la cortina,
inseguros,
vacilantes.

Y te animo.

Cuando surges
llega el abrazo amoroso,
las confesiones a media voz,
la caricia indiscreta.

Al alejarte,
te sumerges en la niebla
con la sonrisa de siempre.

Entre mis manos
late tu perfume y tu piel.

Indiscreto
me acerco al borde
de la locura.

Mi deseo
como un faro inestimable,
indica el camino de regreso
una y otra vez.

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Otros que comparten foto
http://nuevepuertas.wordpress.com/2009/11/24/la-bruma/

http://visionesdelaluna.blogspot.com/2009/11/experimentacion-locura.html

viernes, 20 de noviembre de 2009

"Angels" "Boylovers" "Lolitas""

Siente,
tú mismo
en cuerpo infantil
desnudo y expuesto
de manera escabrosa
obscena,
que nadie robe
su inocencia
ni agríe su sonrisa
es tu hijo
y el mío.


Basta de pornografía infantil, no al maltrato de los chicos. Dejen de consumir niños.
Si estás buscando:
"ANGELS" "BOYLOVERS" "LOLITAS" "GIRLLOVER" "PRETEENS" "BOYBOY"

Te vas a topar con mi post y el de muchos blogs más.

jueves, 19 de noviembre de 2009

"Guardar silencio"



Me llaman autista aunque no lo soy. Algunos lo repiten sin siquiera saber qué significa. Yo no hablo, pero ellos han hablado mucho acerca de mi silencio. Hay quienes sostienen, con mucha sabiduría, que es una malformación de la garganta, que ha sido un susto cuando pequeña, que es la angustia del día que se marchó mi padre que aún me oprime la voz. Los más leídos dicen que es genético y los menos que soy boba, sin más.
La realidad es que me niego a hablar. Me niego a hablar de la moda, de la lluvia de ayer o del vecino que no deja la basura en el lugar adecuado.
La gente ya se ha acostumbrado a mi silencio. La mayoría no se dirige a mí, algunos lo hacen contando con que no voy a contestar. Otros se han empecinado en sacar una palabra de mi boca, ésos son los que más me molestan. Podría cambiar de pueblo, no hay nada que me ate a permanecer en éste. Pero eso sería peor, aquí ya se han acostumbrado a mí después de mucho tiempo y aunque no lo entienden, gran parte de los vecinos conviven sin importarles.
¿Por qué no se respeta el silencio de los otros? ¿Por qué hay que llenar los espacios con palabras? Palabras vacías, huecas, sin compromiso.
Hablar, hablar, decir, decir.
La gente habla hasta estando sola, no soporta el silencio.
Aquel día leí la siguiente frase: “Si lo que has de decir no es más importante que tu silencio, no lo digas”
Desde entonces he encontrado muy pocas palabras más importantes que mi silencio. Y ya estoy hablando demasiado, nada más que agregar. (Silencio)

jueves, 12 de noviembre de 2009

"Ante ti"


“siento impropia mi vestimenta
y me desnudo
siento impropio mi bello
y me rasuro
siento impropias mis palabras
y me callo
camino de puntillas por no dañar
tu silencio”

lunes, 9 de noviembre de 2009

"El viaje"

Rafal Olbinsky
Con mis amigas decidí pasar unas vacaciones inolvidables y así las preparamos. Luego de ver varias opciones nos decidimos por México.
“Eso estaría muy bien” pensamos todas, ya que reúne la posibilidad de hacer turismo durante el día y tener lugares de ocio nocturno.

Allá nos fuimos con una larga lista de recomendaciones familiares, aún cuando somos todas mayores de edad ninguna pasa los 21 años.

Desde el primer día decidimos salir a disfrutar al máximo. Nos instalamos en el hotel y dimos un paseo por la ciudad para contratar nuestra primera excursión para la mañana siguiente, “Las ruinas de Tlaxcala”. Durante esa mañana conocimos un grupo de jóvenes canadienses que nos invitaron para ir a una disco que se encontraba fuera de la ciudad. Esa misma noche, después de la ceremonia de preparación, risas y embellecimiento fuimos al encuentro de nuestros nuevos amigos en un bar céntrico y de ahí nos trasladamos a la disco, que se encontraba a media hora de coche del centro de la ciudad.

Ahí nos reunimos con otro grupo de jóvenes aparentemente todos conocidos de Johnny. No tardaron en llegar las primeras copas, yo en la disco sólo bebo agua. Allí estábamos disfrutando de bailar cuando Yurena, la hermana de una de mis amigas, se empezó a sentir mal, yo seguí bailando con Johnny mientras todo el grupo se alejó hacia unos asientos donde sentaron a Yurena tratando que se recuperara de su malestar. Pocos minutos después fui yo quien se agarró con fuerza del brazo de mi acompañante para no caerme debido a un fuerte mareo. Éste amablemente me ayudó a llegar hasta un sillón a un lado de la pista de baile. En cuanto apoyé la cabeza y cerré los ojos estaba en otro sitio, exactamente en la biblioteca de la universidad. Me sentí mareada, no entendía qué hacia ahí.

Fue la voz de Johnny invitándome a salir a tomar aire fuera la que me trajo a la realidad. Acepté su invitación y me deje llevar, en ese momento mi voluntad era cero. Empezamos a andar por la disco hacia la salida cuando me vi nuevamente dentro de la biblioteca esta vez caminando en círculos y de pronto caminaba por unos pasillos oscuros y estrechos donde había cajones con botellas vacías apilados sobre una de las paredes y vuelta a la biblioteca. El aire fresco y el sonido de la puerta lateral de una furgoneta me trajeron a la realidad, vi a Johnny invitándome a subir al vehículo y así lo hice. Al apoyar la cabeza en el asiento ya estaba nuevamente en la biblioteca, pero esta vez delante de mí había un gran pez de colores fosforescentes, flotaba o nadaba en el aire, no sé como decirlo, en realidad volaba haciendo los mismos movimientos que haría en el agua pero desplazándose en el aire. Giró varias veces a mí alrededor, y dio una vuelta violenta pegando en mi cara con su cola, y otra vez y una tercera vez aún más fuerte que me llevó a abrir los ojos.

Delante de mí varios hombres me indicaron que saliera de la furgoneta y me llevaron a una habitación dentro de una casa, no pude ver a Johnny ni preguntar qué era lo que estaba pasando. Me acostaron en una cama grande y volví a mi pez. Este se movía con gran rapidez y ahora la biblioteca ya no se parecía a la universitaria. Con un coletazo bajó uno de los libros y del mismo modo lo abrió por la mitad. Entendí que quería que lo mirara y al acercarme pude ver escrito en letras rojas bien grandes la palabra “Danger” cogí el libro y di vuelta a sus páginas, en todas decía lo mismo, Danger, Danger, Danger, Danger. El pez se acercó y me dio dos fuertes golpes con su cola en la cara, abrí los ojos y un señor me ofrecía una barra de chocolate y café. Me ayudó a tomar la infusión y pensando que necesitaba recuperarme, poco a poco tragué la barra de chocolate como pude.

Escuchaba voces de hombres discutiendo por dinero en otra sala y me preguntaba dónde estaba, ¿dónde están mis amigas? ¿Johnny? El hombre del café salió y regresó trayendo un vaso con agua que bebí ansiosa, sentía mucha sed.
Inmediatamente estaba nuevamente en la biblioteca con mi pez volador, éste no paraba de sacar libros de los estantes y abrirlos por páginas que sólo decían “Danger”.

Mientras mi mente seguía inmersa en la biblioteca sentía manos que acariciaban mi cuerpo a la vez que me despojaban de mi ropa. Sentí el peso de un cuerpo sobre mí metido entre mis piernas, pero nada podía hacer yo para evitarlo. Luego otro y otro, sólo cambiaban los olores, a veces a tabaco a whisky o a tequila mientras las manos no paraban de tocarme.

Dos coletazos violentos me llevan a abrir los ojos, nuevamente el señor del café frente a mí. Ahí estaba yo, sobre la cama tapada con una manta y al mirar debajo me vi desnuda y con hilos de sangre sobre mis piernas, comencé a gritar con desesperación. Al instante entraron dos hombres que me golpearon y me amenazaron hasta que me callé. Otro café, otra barra de chocolate y otro vaso de agua que esta vez me obligaron a tomar y de nuevo inmersa en la biblioteca con ese pez mientras mi cuerpo soportaba pesos que iban cambiando y sentía las manos que no paraba de hurgar en él.

Ahora estoy sentada en una gasolinera de la carretera esperando que venga la policía por mí. Según la fecha que me ha dicho la señora de la tienda, creo entender que han pasado diez días desde la noche de la disco. En la gasolinera dicen que llegué así, como estoy, desnuda, tapada con una manta, golpeada y ensangrentada. Yo no doy crédito a todo esto, no sé donde estuve ni qué pasó.
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Los otros colegas de viaje:

jueves, 29 de octubre de 2009

La caída


Suavemente bajan las luces de escena. Tras un breve silencio cargado, estalla la ovación. Una noche más el público de pie y su alma de rodillas. Una ducha rápida y en la calle el encuentro con colegas que felicitan con palabras huecas y frases hechas que ya no confunden. Palmadas en la espalda de amigos de barra y un último autógrafo a la señora gorda cuyo nombre no comprende.

“Arenales 1512” dice al taxista bajando la cabeza en un intento de mantener su anonimato. El ruidoso ascensor lo deja en la planta cinco y al abrir la puerta de su piso comprueba dolorosamente que la taza de café y el cenicero siguen donde él los dejó por la tarde, como no podía ser de otro modo.
Luego de ponerse una ropa cómoda para estar en casa y de colgar cuidadosamente la chaqueta y el pantalón, echa una mirada al espejo y comprueba que ya no tiene la grandeza del rey ni lo acompaña su corte; piensa en la soledad de Creonte.
Se dirige al mueble bar y elige la dama que lo acompañará esta noche.
En el fondo de la copa se alejan los textos recién aprendidos y dan paso a antiguos aplausos evocados desde la juventud.

¡Oh! ¡Si esta demasiado sólida masa de carne pudiera ablandarse y liquidarse, disuelta en lluvia de lágrimas! ¡O el Todopoderoso no asestara el cañón contra el homicida de sí mismo! ¡Oh! ¡Dios! ¡Oh! ¡Dios mío! ¡Cuán fatigado ya de todo, juzgo molestos, insípidos y vanos los placeres del mundo! Nada, nada quiero de él, es un campo inculto y rudo, que sólo abunda en frutos groseros y amargos.

“Odio a Hamlet... marica malcriado cuya cobardía se parece a la mía”. Permaneció en silencio sintiendo como el líquido ambarino subía del estómago a la cabeza. Dejó caer la púa sobre un disco de su colección. Sintió que la grandeza de Bartók resaltaba la nadería de su ser.

¡Ah! no quisiera pensar en esto. ¡Fragilidad! ¡Tú tienes nombre de mujer!

Con el desequilibrio que da el final de la botella llegó hasta el dormitorio y cogió, del segundo cajón, las fotos envueltas en papel seda. Torpemente eligió otra botella del bar y se sentó a vaciarla mientras como naipes que el azar no favoreció, pasaba su ayer de una mano a la otra. Alzó la vista en dirección a la puerta y la vio partir una vez más, fría y orgullosa. En un sollozo masticó las palabras con el amor del odio.

¡Muerte y vida!
Me avergüenzo de que aún tengas el poder de conmover mi alma a tal extremo, haciéndome verter a pesar mío, ardientes lágrimas. ¡Caigan sobre ti la peste y todas las plagas! ¡atraviésente y desgárrente los incurables dardos de la maldición!
¡Ojos míos, demasiado insensatos y tiernos! ¡si aún sois capaces de dar paso al lloro, os arranco sin piedad! ¡ah! ¿a tal punto han llegado las cosas? ¡Pues bien, sea!

Observó el retrato más bonito de Isabel, su Julieta. Recordó noches envueltas en sábanas cargadas de deseo, tardes de caricias amables y poemas. Tambaleante declama con pasión mientras sale al balcón.

Se ríe de las heridas quien no las ha sufrido.
Pero, alto. ¿Qué luz alumbra esa ventana?
Es el oriente, y Julieta, el sol.
Sal, bello sol, y mata a la luna envidiosa,
que está enferma y pálida de pena
porque tú, que la sirves,
eres más hermoso.
¡Ah, es mi dama, es mi amor!
¡Ojalá lo supiera!
Mueve los labios, mas no habla. No importa:
hablan sus ojos; voy a responderles.
Dos de las estrellas más hermosas del cielo
tenían que ausentarse y han rogado a sus ojos
que brillen en su puesto hasta que vuelvan.
¿Y si ojos se cambiasen con estrellas?
El fulgor de su mejilla les haría avergonzarse,
como la luz del día a una lámpara; y sus ojos
lucirían en el cielo tan brillantes
que, al no haber noche, cantarían las aves.

Se asomó por la barandilla del balcón esperando ver a su Julieta retornada en el portal y vociferó hacia la calle vacía...

¡Oh! Tú, abominable seno, vientre de muerte, repleto del más exquisito bocado de la tierra, de este modo haré que se abran tus pútridas quijadas; te sobrellenaré a la fuerza de más alimento.

Se estiró sobre la barandilla un poco más y murmuró:

“Al llegar arriba no hay paraíso, sólo te espera la caída” Se compadeció de Ícaro.

El golpeteo de la púa en el final del disco indicaba, desde hacía rato, que “El príncipe de madera” se había acabado.

lunes, 26 de octubre de 2009

Magick

Jan Saudek

- ¿Qué debo hacer ahora?
- Haz lo que quieras es el todo de la ley.
Retumbó su respuesta en mi cabeza doliente apenas abrir los ojos esta mañana. Sobre la almohada una flor.

“El Género está en todo; todo tiene sus principios masculino y femenino; el Género se manifiesta en todos los planos”
Así te presentaste, fue una entrada triunfal, efectista. No esperaba encontrar a nadie y ni siquiera te oí entrar.

Yo te revelo el secreto de los mundos,
El alma de la Naturaleza, la Esencia de Dios,
Pero escucha sobre todo el gran arcano...
Zeus tonante, Zeus etéreo...

Salí a caminar por el monte después de cenar, conozco bien el monte, me he criado aquí y podría recorrerlo en una noche sin luna. Pero hoy la luna está hermosa, redonda y nívea.

Él reina en la profundidad de la tierra
Y en lo alto del Cielo estrellado:
Soplo de las cosas, indómito Fuego masculino y femenino,

Al agacharme a coger una flor, fue que vi una extraña luz en la vieja casa abandonada. Nunca supe que hubiera nuevos vecinos y la curiosidad me llevó a acercarme.

...Hombre y Mujer, Padre y Madre;
lo sagrado de las nupcias eternas,
incesante brotan el fuego y el agua, la tierra y el éter,


Al mirar en su interior no vi a nadie pero la puerta estaba abierta y atraído por algo que no sabría explicar no dudé en entrar. Observé detenidamente el lugar. En el salón había pocas cosas, quizás llevaban años ahí. No lo sé, en realidad hasta hoy no había prestado demasiada atención a esa casa. Algunas pieles de animales, un camastro, un biombo y otros objetos tirados por el suelo. Parecía que la sala la hubieran limpiado recientemente.

...los amores del cielo y de la tierra no son conocidos
por los profanos, sólo se revelan a hombres divinos.

Me sobresalté al escuchar tu voz a mi espalda. Entraste semidesnuda, con una flor de las que crecen en el monte y repitiendo palabras ininteligibles, al menos al principio.

Nosotros los iniciados, nosotros sabemos
lo que hay arriba y lo que hay abajo,
Nosotros somos los salvadores de las almas,
Los Hermes de los hombres

Hablaste de paisajes desconocidos para mí, de lejanas galaxias y cercanos dioses, y yo no conseguí articular palabra, tampoco me apetecía. Disfruté de tu desnudez, de tu voz clara y envolvente. Sentada sobre la piel de un cordero, me mostraste, en un biombo plagado de estrellas, lo que llamaste “el camino iniciático”.

Y llevamos en el corazón preciosas joyas, las lágrimas
de todos los seres para convertirlas en sonrisas.

“Partirás de la Constelación del Pesebre, donde nacerá el Principio Crístico luego iras a Sirio, Orión, Casiopea y el Cisne. La flecha de Sagitario indicará la dirección correcta, entre las dos ramas del bien y del mal, señalará el camino del centro. Por el llegarás a Altair para enfrentar al Dragón”

Ella es antorcha en el templo, estrella en el cielo.
Así crece la Verdad

Inesperadamente empecé a comprender cada palabra que decías pero seguía sin saber qué debo hacer yo con esto.
¿Qué debo hacer? ¿Qué debo hacer? Fue la pregunta que brotó de mi boca. Giraste. Sonreíste. Avanzaste hacia mí para envolverme en tus brazos y besarme. Me dejé llevar, cómo no dejarme llevar en esta danza cósmica.

Que esté en vuestros amores, vuestras alegrías y vuestros llantos.
Amad porque todo es amor...

Con el sol ya en lo alto, desperté desnudo y agobiado por el calor, en un camastro sucio. Tú no estás. ¿Qué fue lo qué pasó? Un intenso dolor de cabeza me obliga a incorporarme lentamente. El lugar ha cambiado, no reluce como anoche. ¿Y esto qué fue? ¿Un sueño quizá? ¿Por qué vienen a mi mente los versos de Hesíodo? Un poeta que nunca leí.
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Otros seres mágicos que me acompañan:
http://visionesdelaluna.blogspot.com/2009/10/luz-de-lluvia.html

lunes, 12 de octubre de 2009

"HAMELIN"





"Hamelin" de Juan Mayorga en la versión de La República, se estrena los días 16, 17, 18, de Octubre en el Teatro Cuyas de Las Palmas de Gran Canaria. Los que estén cerca no se lo pierdan, será el estreno del año.




Ficha Artística:

Autor: Juan Mayorga
Dirección: Nacho Cabrera
Ayte Dirección: Gemma Carballo

Intérpretes:

Luifer Rodrígue
Hermi Orihuel
Emma Álvarez
José Manuel Trujillo
Miguel Ángel Maciel
Carmelo Pennica

Violonchelo: Elena Marrero

Iluminación: Miguel Ferrera
Escenografia: Clemente García
Montaje: Manuel Artiles
Estilismo: Noni Cabrera

Producción: La República y Trivalia


"Hace mucho tiempo, en la próspera ciudad de Hamelin, sucedió algo muy extraño"
Así comienza un cuento inquietante y cruel, que en la pluma de Mayorga, nos arrastra hasta uno de los más crudos ejemplos de explotación que puede perpetrarse contra la infancia y la adolescencia: la pederastia.


"[...] El escenario me permite contar historias, como el novelista, explorar la lengua como el poeta y desarrollar a placer mis preocupaciones filosóficas, con el valor añadido que el director e intérpretes desplazan todo eso a lugares imprevistos y el público lo vive como una experiencia. El teatro es el lugar idóneo para examinar el mundo con ojo crítico.[...]"
Juan Mayorga.


"La práctica escénica de La República, sí ha ido confirmando una trayectoria de compromiso con el teatro de ahora, con textos de reconocidos autores y autoras contemporáneos españoles, y de irrenunciable compromiso con la realidad de ahora, del ser consciente de vivir en un territorio determinado sin olvidar la patria común. La del teatro y la de la vida misma."
José Orive (crítico teatral)

"Un libreto de este calado necesita un trabajo actoral muy potente para lograr credibilidad y eficacia en el mensaje. Uno de los grandes retos que presenta es el ritmo trepidante de acción y diálogos. Aunque la trama sea profunda, la estructura es sencilla y fluida, y eso requiere llevar las cosas muy bien atadas"
Nacho Cabrera (director)



Los actores en versión de La República

domingo, 4 de octubre de 2009

"La Maleta"



Mi vida siempre ha estado
ligada a una maleta.
Con una maleta llegué,
perdida sin saber donde estaba
arrastraba mi maleta
cargada de sueños y frustraciones,
de temor y expectativas.

Rodé con ella de pueblo en pueblo
hasta encontrar el lugar perfecto
donde cabía mi maleta.
Todo lo que tengo entra en mi maleta
(menos tú que no te tengo)
y no quiero más.

Con una maleta te vi llegar,
fuerte, viril, perfumado
y con tu ropa ordenada.
Caminando por lugares desconocidos
como quien camina por casa.

Hoy la maleta vuelve a ser protagonista.
La tuya está sobre la cama. Es la tuya,
que se va llenando poco a poco
de lágrimas y desazón.
En cada camisa planchada te llevas mis sueños.
Con cada cajón que abres vacías mi corazón.

Me escondería aquí, entre tus corbatas
para que me lleves contigo.
Pero no sé hacerlo. No aprendí a suplicar
cariño, ni a someterme por amor.
Por eso te pedí que prepares tu maleta.

No sé hacerlo, pero hoy me metería en ella.
Me quedaría acurrucada, pequeñita,
sin hablar, sin molestar,
Pero no sé hacerlo, no sé hacerlo...
.
Los otros que viajan en la maleta son
.

lunes, 21 de septiembre de 2009

"Nunca despiertes"

"Es mío" Ouka Leele




La jornada de trabajo ha sido larga e intensa. Llego a casa cansada y sin ánimo de comer quizá a causa de este dolor de cabeza que me acompaña desde la mañana. Una buena ducha y acostarme será la mejor solución. Apoyé la cabeza en la almohada y caí en un profundo sueño al instante.


Allí estaba parada frente “Al juicio de Paris”. Observé como poco a poco tomaba vida. Recién entonces me di cuenta que yo también estaba desnuda. Las diosas se movían voluptuosamente y hablaban una lengua que no conocía pero que creía poder comprender. Ahí estaba, de pie escuché los cargos. Era culpable, me sentía culpable.
Volteé la cabeza al sentir que tocaban mi pelo. Un grupo de mujeres también desnudas empezaron a cepillar mi cabello. Inicialmente resultaba agradable hasta que noté que crecía con cada pasada de los cepillos. Creció rápidamente hasta llegar al suelo, me angustié y quise irme, pero el aire era tan denso y tan fuertes las manos que sostenían mi cabellera, que no paraba de crecer, que era imposible avanzar. Siento mucho calor estoy sofocándome. La angustia me sobrepasa, quiero pedir ayuda pero no consigo articular palabra hasta que mi garganta estalla en un grito
“¡Es mío! ¡Es mío! ¡Es mío!”


Abro los ojos. Que pesadilla, estoy empapada en sudor, sofocada de calor. Huele a quemado “¿A quemado?” “¡Dios, la casa está en llamas, tengo que salir de aquí!”
Al bajar de la cama caigo hasta quedar colgada de su borde. Me doy cuenta que la cama está en un saliente a mitad de un precipicio. Veo cuerpos desnudos que caen rodando, golpeando contra las rocas prominentes, gritando y suplicando. Por debajo de mí las llamas del averno, aullidos de dolor y miles de voces que repiten rítmicamente “Por mi culpa, por mi culpa, por mi grandísima culpa”
De rodillas sobre la cama y con una Biblia en la mano un sacerdote colérico me grita “¡Pecadora, pecadora!”
Cierro mis ojos, quiero dormirme, deseo regresar a mi sueño. Escucho la voz del sacerdote que sigue gritándome.
“¡No te duermas, despierta, despierta, debes regresar al infierno por los siglos de los siglos, Amén!”


Estoy de pie frente a las Diosas que siguen enumerando cargos. Empapada en sudor, sofocada de calor pero no pienso moverme, no. No quiero despertar. Firmes manos peinan con suavidad mi larga cabellera.

"La caída" Rubens

Otros colegas del averno que trabajan con la misma foto

http://visionesdelaluna.blogspot.com/2009/09/otono.html

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martes, 15 de septiembre de 2009

"Perdido"


Mezclado entre la realidad y la ficción anda mi Yo.
¿Y si me pierdo y quedo de este lado?
¿Qué pasaría?
¿Quién se arrojaría al laberinto a buscarme?

Recorro calles paralelas que por momentos son perpendiculares. El hilo de Ariadna se cortó. Oigo la carrera absurda del Minotauro que grita mi nombre, mientras su aliento a bestia sedienta llega a mi nuca. El olor de mis heridas me hace detectable ante las sombras que no paran de arrastrar sus cadenas, conforme corro, corren tras de mí. Todo esfuerzo es en vano. El sudor se mezcla con la sangre, el ardor en mi piel me recuerda lo frágil que es la línea, lo simple que es pasar de aquí a allá, sólo un pequeño paso que no tiene retorno. Veo tu cuello entre mis manos y te reconozco por un instante, ¿qué hago? si eres tú; vacilo, te suelto y te oigo toser. Te transformas en la bestia que vuelve a la carga. Alzo el puño y me defiendo, descargo todo mi miedo una y otra vez, una y otra vez, una y otra vez... hasta el cansancio.

Sentado en el suelo y apoyado en la pared recupero el aire, una bocanada de realidad llena mis pulmones. Estoy bañado en sangre, con los brazos ardidos por los arañazos, y tú...
¿Qué haces tú en el suelo...?
¿Quién te ha hecho esto amor mío?

Ahora,
paseo por un pequeño piso,
con un cuerpo inerte entre mis brazos.
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sábado, 12 de septiembre de 2009

"Blog"


Jajajajajajajajajajajajajajajaja!!!!!!!!
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Abrazos y besos para todos, los reparten como quieran

"Un flautista por favor"


Hubo un tiempo en que las ratas eran animales del campo. Pasaban libremente de unas tierras a otras. Robaban para comer, a veces en los graneros, otras en los corrales o directamente en los cultivos.
Luego se instalaron en las zonas suburbanas, lugares que la gente de bien de las ciudades solían evitar por miedo a las ratas. Pero en algún momento, que no sabría determinar, estas llegaron a la ciudad.
Se camuflaron y hoy viven entre nosotros, en cualquier casa... en la del vecino quizá, en los ministerios, en los juzgados, en las iglesias, en los cuarteles, en las grandes empresas, en los despachos.

“Érase una vez una bella ciudad llamada Hamelin. Pero una mañana, al despertarse, las gentes de Hamelin descubrieron que la ciudad se había llenado de ratas”
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lunes, 7 de septiembre de 2009

"El zángano"

Jan Saudek



Todo empezó hará unos siete meses. Llegué al rancho desahuciado, famélico y con un caballo moribundo de cansancio. Hablé con el capataz quien ordenó me dieran comida y una cama y se marchó diciendo que del trabajo hablaríamos mañana. Así fue que empecé a trabajar como vaquero en el rancho por una paga razonable. El rancho abarcaba más allá de lo que alcanzaba la vista. Había muchos hombres trabajando y también varios capataces para organizar y controlar el trabajo.


La explotación funcionaba al máximo. Por un lado había grandes cuadros dedicados a la agricultura donde trabajaban mujeres y hombres en su mayoría negros. Luego estaban las minas; el Coronel Robert, como le llamaban quienes le habían conocido, tuvo la suerte que hubiera tres minas en las tierras que recibió de mano del gobierno y él supo ponerlas a funcionar inmediatamente. Allí trabajaban sobre todo indios y algunos pocos negros. Y luego estábamos los vaqueros, un grupo de unos cien hombres con tres capataces que eran responsables de la ganadería.


Todo este enjambre de personas y animales trabajando era comandado por la Señorita Liss. Única hija del Coronel Robert que se hizo cargo del trabajo de su padre cuando heredó las tierras en las que había nacido y se había criado. Sin duda había que tener mucho coraje y mano dura para llevar un rancho con tantos hombres y la Señorita Liss tenía ambas cosas. Por las tardes se reunía con los capataces para enterarse del resultado de las tareas del día y dar nuevas órdenes para la jornada siguiente. Otros días recorría en carro o a caballo algunos puestos en las zonas de trabajo para dar instrucciones directas a los encargados.


Durante los dos primeros meses no me había cruzado con ella. Fue en un atardecer cuando estábamos terminando de arreglar una cerca que el ganado rompió durante la noche, que su carro pasó por el camino muy cerca del sitio donde me encontraba. A pesar de las reiteradas advertencias de mis compañeros para que no la mirara, me fue imposible no hacerlo y descubrí la mujer más bella que jamás había visto. Sus ojos se detuvieron en los míos.


Desde ese momento, cálidos sueños se apoderaron de mis noches. Durante el día estaba pendiente de su salida al campo para buscar la forma en que nuestros caminos y nuestras miradas se cruzaran. Mis preguntas acerca de la Señorita Liss aumentaron. Entonces descubrí que los nuevos también soñaban con ella y que los que llevaba más tiempo no querían hablar del tema.


Fue recién una noche que apurábamos una botella de whisky con el viejo Saya, el cocinero de nuestra barraca, cuando este soltó la lengua. Me contó que la Señorita Liss cada tanto elegía algún hombre para llevarlo a su casa y a su cama. Dijo también que al elegido lo llamaban el zángano y en medio de un ataque de risa y tos agregó que la Señorita Liss, gustaba de cortarles las pelotas a los hombres que pasaban por su cama. Luego de empinar el último trago que quedaba en la botella dijo “ninguno de los hombres que he visto entrar en la mansión han vuelto a salir. Olvídate de ella muchacho, te juegas la vida” Dicho esto cayó del tronco en el que estaba sentado y quedó allí, durmiendo con la boca abierta.


Tomas, el único negro que había entre los vaqueros y con quien solía compartir algunas largas noches de ronda por el campo para evitar la entrada de pumas y cuatreros, fue quien me confirmó toda la historia del viejo Saya. Tomas decía además saber esto de muy buena fuente ya que su sobrina Luna, una negra joven de ojos muy redondos, trabajaba en la mansión y ella misma había limpiado la sangre en el piso del dormitorio las dos últimas veces. Esto explica porque muchos de los hombres evitaban la mirada de la Señorita Liss. Algunos pensaban que lo hacia en busca de una descendencia y otros creían que solo lo hacía por diversión. Cuando pregunté a Tomas porqué él no apartaba su mirada a su paso, simplemente señaló su piel y dijo “ Ni negros ni indios” y con una gran sonrisa que dejó ver sus dientes blancos continuó “Es la primera vez que ser negro me protege de algo” y soltó una carcajada que cruzó la noche llenando el valle. Más tarde me contó que cuando la señorita Liss castraba a sus amantes, exhibía el arma ensangrentada, ese día se mataban varios animales y se hacía una gran fiesta a lo largo de todo el rancho. Entre los trabajadores la llamaban la fiesta del zángano y a sus espaldas llamaba a la Señorita Liss, la abeja reina.


Durante los meses siguientes y a pesar de todas las advertencias, no perdí oportunidad de cruzarme en el camino de la Señorita Liss.
Cada vez nuestras miradas se sostenían por más tiempo y con mayor intensidad. Mi deseo por esa mujer crecía.

Fue un día a media mañana, mientras movía el ganado de un cuadro a otro que el capataz se acercó para decirme que me esperaban después del mediodía en casa de la Señorita Liss. La noticia que había un nuevo zángano corrió como la pólvora. Cuando a primera hora de la tarde monté rumbo a la casa cargado de excitación, todas las miradas se depositaban en mí en una despedida silenciosa.


Al llegar a la entrada fui recibido por los guardias que se hicieron cargo de mi caballo y me pidieron que siguiera a pie por el sendero de árboles hasta la casa. Avanzaba en esta tarde soleada cuando desde un claro pude ver en una de las ventanas de la segunda planta la esbelta figura de la Señorita Liss. Entonces me pregunté si valía la pena. Las puertas de la mansión se abrieron y fui acompañado por una mujer hasta un salón en cuyo centro me esperaba una tina de agua caliente y el mejor baño que me hubiera dado nunca. Una india que manejaba la navaja con gran habilidad fue la encargada de afeitarme, mientras otras se afanaban trayendo cubos con agua caliente, las últimas en entrar dejaron ropa limpia sobre una silla. Dentro de la casa sólo trabajaban mujeres, indias o negras, pero sólo mujeres por orden de la Señorita Liss desde la muerte de su padre.

Ya limpio y vestido como para una fiesta fui conducido por grandes salones hasta a un lugar donde había una larga mesa preparada para la cena. Allí me sirvieron una copa y me pidieron que esperara que la Señorita Liss no tardaría en bajar. Mientras tanto observé que a través de los grandes ventanales se veía todo el valle que iba cubriéndose de sombras. Imaginé a Tomas preparándose para la ronda nocturna. El ruido de la puerta me devolvió a la realidad cuando entró Liss. Hermosa, increíblemente bella. No se acercó a mí, simplemente me saludó inclinando su cabeza y se sentó a la mesa en el extremo opuesto. Yo hice lo propio. Varias mujeres entraron con manjares en bandejas de plata. Recordé al viejo Saya y su guiso de carne con judías con el que nos alimentaba todos los días.
Cenamos en silencio. Luego tomamos una copa, fumé un cigarro y para mi sorpresa ella también.


Cuando la oscuridad reinaba afuera me pidió que la acompañara y subimos al dormitorio en la segunda planta. Entre sombras me miró a los ojos durante largo rato. Por mi cabeza pasaron los incontables días en que me crucé en su camino para encontrar esa mirada. Se acercó y apoyo su cabeza en mi pecho. Su piel emanaba toda la sensualidad y toda la sexualidad que un hombre podría imaginar o desear...


Desperté en una cama tan grande y cómoda como jamás había conocido. La luz de la mañana me permitía descubrir un amplio dormitorio de inmensos ventanales, como los que rodeaban toda la mansión, con cortinas hasta el piso. Liss dormía a mi lado y mis pelotas todavía estaban en su sitio. Me sentí feliz, tocaba el cielo con las manos.
En los días siguientes sólo salíamos del dormitorio para bañarnos o comer y a veces ni siquiera eso. Las horas se llenaron de risas, caricias, breves charlas y pasión, mucha pasión.


En el sexto día, mientras esperábamos nos subieran un desayuno al dormitorio, miré por el ventanal y noté que abajo el valle se estaba vistiendo de fiesta.
En el séptimo día cuando desperté Liss no estaba a mi lado. Aún no se había desperezado la mañana cuando entraron al cuarto tres hombres que me arrancaron de la cama y así, desnudo como estaba me ataron a una silla y se marcharon. Pasó un buen rato hasta que Liss entró. La miré. Le pedí que me desatara pero no lo hizo, ni siquiera me contestó. Sin embargo, en silencio se desnudó frente a mí. Me acarició y me besó, me dejé llevar, comprendí que este era el final del camino. Abrió sus piernas y se sentó sobre mí, juntos alcanzamos el placer una vez más.
Cuando se separó de mí cogió un sable, que supuse habría sido del Coronel y lo puso entre mis piernas. No dije nada, no intente convencerla de nada. Me pregunté si había valido la pena y supe claramente que sí. La mirada de esa mujer haría que cualquier hombre perdiera la cabeza por ella y estaba a punto de comprobar que no sólo la cabeza. “El cuerpo de esa mujer bien vale la vida”pensé. Será esta mi última semana, pero es la mejor semana que haya tenido o que hubiese podido llegar a tener en toda mi vida. Simplemente acepté mi destino.


Ella me dio dos opciones. La primera era un corte rápido que arrancara los genitales de raíz, ahí, en el lugar donde ahora sentía el frío filo del sable ansioso de sangre. Yo elegí la segunda opción.
Abrió la puerta y habló con una india que esperaba de pie. Momentos más tarde entraron dos hombres trayendo un cordero maniatado. Liss apoyo el sable en el pecho del animal y mirándome a los ojos, con un movimiento rápido y firme lo atravesó de lado a lado. El cordero murió al instante y se desangró en el suelo hasta que se lo llevaron. Se sentó frente a mí con el sable ensangrentado, en silencio nos miramos, su mirada había cambiado. Finalmente salió al balcón del dormitorio y exhibió el arma bañada en sangre, un momento más tarde estalló la fiesta en el valle. Ella cerró el ventanal y se marchó.


Así permanecí hasta que la noche abrazó el valle y fue recién entonces cuando Liss regresó. Desató las cuerdas que me sujetaban a la silla y después de tirar sobre la cama las ropas con las que había llegado a la casa, ordenó que me vistiera. Ella misma me acompañó a atravesar la casa, que ahora estaba desierta y en sombras, hasta llegar a una de las puertas traseras donde me esperaba mi caballo cargado con mi muda, que alguien habría recogido de la barraca y con comida como para un largo viaje. En la puerta me entregó la bolsa con el dinero que ella misma me había ofrecido. Sin mediar palabra monté y me marché para nunca volver como lo había prometido. El viento del norte traía a mis oídos la música que subía del valle. La mejor música que haya oído nunca.

Los otros colegas:

http://visionesdelaluna.blogspot.com/2009/09/cara-y-cruz.html

http://nuevepuertas.wordpress.com/2009/09/07/morir-por-un-sueno/#more-4149

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domingo, 30 de agosto de 2009

"Las cosas claras"


- Creas Confusión.
- ¿Dolorosa?
- En las mañanas de 8 a 9.
- Ah... Es la mejor... ¡Creativa!
- Desorganizada en los cajones.
- Verdadera.
- Angustiante en mi interior.
- Auténtica.
- Derramada.
- ¿Qué?
- Derramada.
- Ah... ¿qué cosa?
- La confusión.
- ¿Dolorosa?
- En las mañanas de 8 a 9.
- Ah... Es la mejor... ¡Creativa!
- Desorganizada en los cajones.
- Verdadera.
- Angustiante en mi interior.
- Auténtica.
- Derramada.
- ¿Qué?
- Derramada.
- Ah... ¿qué cosa?
- La confusión.
- ¿Dolorosa?
- En las mañanas de 8 a 9.
- Ah... Es la mejor... ¡Creativa!
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¿Entonces?


- Yo te quiero.
- Yo no te aguanto.
- ¿Por qué?
- No sé. Tus modos, tu forma, tu olor.
- Uff! Cuando te pones así no te soporto.
- Entonces, yo te quiero.
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lunes, 24 de agosto de 2009

"Tío Alberto"




Es el hermano de mi madre. Hombre exquisito, si los había por entonces, hablaba inglés y francés a la perfección. Cuidaba su presencia y modales, adoraba el té de las cinco. Sabía de pintura, fotografía, de vinos y de mujeres de alto standing. Una mezcla de filósofo y poeta soñador que hablaba del amor y de sus largos viajes. Sobre sus faldas recorrí mundos de fantasías y relatos inconclusos que cambiaban en cada visita.
Por entonces estaba abocado al conocimiento del offset. Todo impreso que pasaba por sus manos iba a dar bajo su lupa, “el cuenta hilos”, como le gustaba llamarlo a él. Me mostraba las distintas tramas y me hablaba de los últimos avances de la fotocomposición.
En realidad para entonces todo lo que estaba cerca de él pasaba por debajo de su lupa. Telas, comidas, insectos, flores y aquella tarde yo, que contaba con trece años y un cuerpo que empezaba a bullir por todos lados. Fue en el garaje de casa cuando me dijo
“A ver, ponte ahí”
Y tras observarme detenidamente agregó
“ Tienes muy buen nivel de fluctuaciones asimétricas”
Un gesto interrogante se dibujó en mi cara
“¿Qué tengo?”
El se acercó y tocó mis pechos que para entonces habían estallado en mi cuerpo, palpó mis nalgas y mis piernas, de manera descarada y abierta pero os aseguro que sin mala intención, simplemente como quien toca un objeto para corroborar lo que piensa de él, y respondió.
“Buenas fluctuaciones asimétricas”
Reí y pregunté.
“¿Y eso es bueno?”
“Sí, muy bueno”
“¿Significa que soy bonita?”
”No”
“¿Entonces qué significa?”
“Significa que eres atractiva, muy atractiva”
“Por eso, que soy bella.” Afirmé.
“No. La belleza es ausencia de dolor.” Replicó con absoluta seguridad.
“¿Entonces qué?”
“Ser atractivo no tiene que ver con la belleza sino con las fluctuaciones asimétricas. Eso es lo que hace que una persona se sienta atraída por otra, no su belleza”
Aún desconcertada pregunté.
“¿Y eso me hará feliz?”
“No” Y tras hacer una pausa mirándome directamente a los ojos agregó.
“La felicidad, y esto es importante no lo olvides nunca, es la ausencia de miedos. Vive. Vive sin miedo y serás feliz.
Lo que harán tus fluctuaciones es que tengas muchos pretendientes hija mía y debes prepararte para ello, así que habla con tu madre, ella sabrá orientarte al respecto”
Luego de esta última frase dejé el garaje curiosa ante algo nuevo que debía aprender y fui directo a interrogar a mi mamá que estaba trabajando en la cocina. Ella me preguntó de dónde había sacado esas cosas y relaté, con la inocencia de la edad, la situación del garaje con el tío Alberto. Cuando llegué al momento en que tocó mis pechos, mi culo y mis piernas, noté que ella empezó a palidecer. Tras escuchar todo el relato, secó sus manos con el paño de cocina y se dirigió al garaje donde el tío Alberto seguía pasando objetos bajo su lupa.
Inmediatamente estalló la discusión, el tío se mostró ofendido por las afirmaciones de mi madre. Consternada y sabiéndome ahora responsable del conflicto, me dirigí al garaje para salir en defensa del tío Alberto. En cuanto lo hice la reacción de mi madre fue cruzarme la cara con dos bofetones y mandarme a mi cuarto. Al tío le dijo que no volviera por nuestra casa y que si lo hacía hablaría con mi padre y si hacía falta también con la policía.
Esas palabras cerraron la discusión.
Desde mi ventana y con lágrimas en los ojos, vi marcharse al tío Alberto. No le he vuelto a ver. En la mesa de garaje dejó su lupa, y estoy segura que para mí.
Con el tiempo y a cuenta gotas llegaban noticias de él. Alguien lo vio en Londres tomando el té de las cinco, recién llegado de África donde había pasado dos años estudiando la mariposa del geranio. ¡Seguro, ese es mi tío!
Las veces que intenté hablar con mi madre al respecto de aquella situación se mostró inflexible con el tema. Y mucho más cuando llegó la noticia que andaba por Viena con una jovencita de veinte años. Para mi madre esa era la prueba cabal que su hermano era un degenerado.
En cuanto a mí, sigo pensando que no hubo obscenidad en su gesto y arrastro la culpa del destierro familiar del tío Alberto.
Por cierto tenía razón, mis fluctuaciones asimétricas atraen muchos pretendientes. Todos pasan bajo la lupa de mi tío que es lo único que conservo de él, junto con aquel concepto que me quedó grabado ese día.
“La felicidad es la ausencia de miedo. Vive. Vive sin miedo y serás feliz”

Los otros colegas
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jueves, 20 de agosto de 2009

"Huellas"


Caminé por la orilla
dejando que lavara mis pies
y mis culpas.
Inexplorado territorio,
desgrana dolorosos sueños
que escapan como agua
entre las manos
e inquietan mi eternidad.
Con la pureza o la soledad
cercana al hombre,
rememoro las tres amistades
que comparten mi mesa.
Mi palabra,
es la palabra de aquel
que se despide
del tiempo innecesario.

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jueves, 13 de agosto de 2009

"¿Ser?"


No estoy seguro de nada
¿Seré quién creo ser?

No me veo.
No me veo reflejado.
No me veo reflejado en los demás.
En los demás.
Demás...

¿O sólo es una imagen?

De más.
Creada.
Para ti.
Para mí.

¿Siento lo que siento?
¿Hay forma de saber?

¿Ser?

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domingo, 9 de agosto de 2009

"La última ventana"


Estoy algo incómodo con esta ropa; estas telas de raso nunca fueron mis favoritas.
Desde aquí, ¿cómo explicarlo?... Es como mirar a través de un marco o una ventana sin cristal a la que se asoma gente. A veces uno, tres, cinco... quedando vacía por momentos.
La mayoría son personas que conozco. Permanecen un rato. En silencio nos miramos. Ellos expresan su dolor. Traen recuerdos, muchos recuerdos de momentos compartidos. Algunos lloran, otros no. Pero todos sufren como si al otro lado del marco las cosas no fuesen bien.
Pienso en atravesarlo para abrazarlos y consolarlos, pero algo en mi interior me dice que no es posible a pesar que no hay nada que lo impide.
Veo asomarse varios hombres vestidos de negro que no conozco. Se escuchan llantos cada vez más fuertes. Ahora se asoma mucha gente a la ventana, sufren. Se produce un vacío y reaparecen los hombres de negro. Traen una tabla con la que cierran el marco impidiéndome ver, pero eso no consigue acallar los llantos y los gritos de dolor. Reconozco las voces. ¡Dios mío!, ¿qué está pasando?
En mi lado se ha hecho la oscuridad.
Siento pasos y que todo a mi alrededor se mueve; un último movimiento claramente descendente hasta parar en un lugar que huele a húmedo. Escucho el sonido de palas clavándose y el golpe de la tierra cayendo sobre la tapa.

“Un momento... yo no debo estar aquí, hay un error... yo aún tengo sueños...”

Escucho voces a mí lado... ¿¡A mi lado... !?

¿Quién es?
Uno nuevo que trajeron.
¿Qué está diciendo?
Lo que decimos todos al llegar.
Ah, ya se dará cuenta y se acostumbrará.

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miércoles, 5 de agosto de 2009

"Deseos"


Abstraído estoy
en las voces del ensueño,
que se ha convertido
en amigo íntimo
e indaga en los rincones del alma.
Tu contorno,
dibujado en el lecho
de mi recuerdo
escucha mis palabras de solo.
Evoco tu risa y tu gemir
signos del amor
en estaciones ocultas.
Sé que tus pechos necesitan
el ritual de mis manos
para volverte hembra
al borde de la locura.
Esto soy
en la desnudez de mi cama,
la leyenda del amor
se transforma en deseo
y en sed
de beber tu cuerpo.

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lunes, 27 de julio de 2009

"Milagros"


Caminábamos unos pasos por detrás del tío Osvaldo cuando una mujer vestida de blanco se interpuso en nuestro camino y nos apretó contra su regazo, a continuación un estruendo ensordecedor, una luz cegadora y fuimos empujadas al suelo. Empecé a sentir un fuerte ardor en todo el cuerpo, vi a mi hermana con la ropa en llamas y gente que se abalanzó sobre nosotras y nos golpearon con sus chaquetas y luego corrieron hacia otros dejándonos en el suelo.

La policía no creyó en nuestro relato, la abuela sí y ya en privado nos pidió lo contáramos una y otra vez con lujo de detalles...

A nuestro alrededor gritos, cristales rotos, tiendas en llamas, gente deambulando perdida y otros por el suelo aullando de dolor, había quien ya no se movía, brazos y piernas separados de los torsos y el humo que salía de los cuerpos incluso de los nuestros y el río rojo en toda la calle... un río rojo... eso había a nuestro alrededor.

La abuela siempre dijo que fue un milagro. Así lo sigue contando hasta el día de hoy, “Un milagro”.

Quise buscar a mi tío pero la mujer del vestido blanco reapareció entre nosotras, calmó nuestro llanto y me dijo que mi tío seguramente estaría bien, nos cogió nuestras manos y nos sacó de allí. Con voz angelical empezó a cantar una canción que nos fue enseñando verso a verso a medida que caminábamos...

Cuando lo conté, la abuela se puso pálida y se tuvo que sentar, luego me pidió que volviera a describir a esa mujer.

Nos detuvimos en una plaza un momento a descansar, ella con sumo cuidado, fue quitándole la ropa a mi hermana sin dejar de cantar, vi como la piel se despegaba junto con la ropa dejando la zona en carne viva, otras partes estaban con llagas y ampollas y algunas muy enrojecidas, también vi como la piel se curaba de inmediato en el momento que ella pasaba su mano sobre las partes afectadas...


“Un milagro” seguía repitiendo la abuela mientras corría al cajón donde nunca se nos dejaba tocar, donde guardaban las cosas importantes, revolvió un rato entre papeles y viejas fotos.

Luego hizo lo mismo conmigo, tenía una voz hermosa y su cuerpo olía a jazmines, pude apreciarlo cuando nos abrazó fuertemente diciendo que nos quería, nosotras también nos abrazamos fuerte a ella, sentí que la quería...

Por fin, trajo una foto en la que había una pareja en su día de bodas, esa era la mujer, allí estaba vestida de blanco. La abuela me contó la historia de esa pareja, mi historia, por primera vez me hablo de ellos y del accidente que habían sufrido a poco de nacer mi hermana...

Desnudas pero sin rastro alguno de lo sucedido en la piel seguimos caminando de su mano y cantando. Cuando los policías detuvieron su coche frente a nosotras bajaron y preguntaron que hacíamos por ahí caminando solas a esa hora, me giré para decirles que estábamos con ella y ella ya no estaba, entonces les conté lo que había pasado frente al centro comercial y nos llevaron a la comisaría, nos hicieron preguntas, nos dieron ropa y comida, la abuela no tardo en llegar, nos abrazó entre lagrimas sin parar de preguntarnos “¿Dónde habíamos estado...?¿Dónde habíamos estado...?

Encontraron el cuerpo del tío Osvaldo y llevaban dos días buscándonos a nosotras, eso es algo que aún no puedo explicar, ni como aparecimos tan lejos del lugar donde sucedió todo. Sí, era ella...
A pesar de los años que han pasado mi abuela cada vez que habla de esto sigue diciendo entre lagrimas "Un milagro, un milagro”
Sí, era ella...

domingo, 26 de julio de 2009

"Mareas"


como la Mar
te acercas
te alejas
a tu ritmo
a tu hora
deseoso
espero
inmerso
en mi locura
de lágrimas
sofocadas
recibo la caricia
de tu espuma
miles de burbujas
que se esfuman
de tu sabor
sediento quedo
suplicante
frente a la Luna

martes, 21 de julio de 2009

"Silencio"



Siempre he buscado el silencio sin hallarlo en ningún sitio. Por mucho que viajé no he dado con él. Durante años busqué en lo alto de las montañas y encontré sonidos, quizás ecos de silencio y voces que aunque lejanas tenían mucha presencia. Renuncié a mi búsqueda. Bajé al valle y las voces crecieron y se mezclaron con la gente en los mercados, en las fiestas de los pueblos llenos de música y danza. Dejé que mi cabeza se llenara de palabras del pasado y del presente, me metí de lleno en el mundo que había evitado durante años, fui inundado por el ritmo de los instrumentos, bailé, bailé, bailé... y fue en ese instante cuando se hizo el silencio total.

miércoles, 15 de julio de 2009

"Condenada"

Dali "Geopoliticus"
Mi cuerpo, condenado a "la escudilla de cobre" conoce de nuevas galerías que roes lentamente. Inconsciente, te dejé entrar. Caminas abriéndote paso a través de mis carnes todavía rojas, hasta dejarme vacía, con una pulsión interna que ya no seré yo, serás tú.


lunes, 13 de julio de 2009

"Reencuentro"




¡Santo Dios! Puntual, siempre a las once.

¡Dios Santo! Que guapa está, como siempre. Aún hoy cuando la veo me enamoro, cuesta comprender por qué no pudo ser. Y sigo preguntándome y no, que no hay respuesta. Quizá la situación económica, o el estatus general, o que sé yo.

No has perdido la profundidad de tu mirada, siempre me gustaron tus ojos, todo tú. Que pena no pudiste esperar por mí. Nunca entendiste mis necesidades.

“No nos entendemos”, ante cualquier diferencia tú decías que no nos entendíamos, y no era cierto, yo te comprendía como nadie te puede haber comprendido nunca, y me abrí a ti para que tú también vieras mi alma y te amé profundamente y me amaste. Por eso no lo comprendo, porque sé que amaste.

Estúpidamente siempre creíste que me sentía superior por mi condición, no era así, nunca fue así, pero tú no lo aceptaste. Fuiste el hombre que me hizo sentir mujer, fui valorada, cuidada y mimada como nunca lo hizo nadie, pero no lo entendiste. Quizás tu orgullo te llevó a tomar distancia.

Podíamos ser felices, lo sé, teníamos una oportunidad pero no quisiste. Simplemente primaron otras cosas. Estuve muy enfadado contigo, ya no, los años curan pero no apagan el deseo de amar y ser amado y cuando te veo...

Esperé tu regreso día tras día, maldito seas, solo te pedí un poco de tiempo para aclarar mis ideas, mis sentimientos confusos por esos tiempos.

Me pararé frente a ti y te diré que no pude sacarte jamás de mi corazón, que he andado toda mi vida llevando tu recuerdo en la piel, tus besos en mis labios, y el sonido de tu voz diciendo “te amo”, en mi alma. Se reirá de mí. Menos mal que ahora mira hacia abajo, supongo que al verme me reconocerá, en realidad no lo sé.


Me encantaría cogerte de tus gastadas solapas y decirte que te amo, que siempre te he amado aunque tú no lo creas, decirte que aún me estremezco ante el recuerdo de tus manos recorriendo mi cuerpo. Tenerte cerca me trae el olor de tu cuerpo y te evoco. Al verle se me va el alma con él. Debería detenerme ante ti, pero no soy capaz, seguro que no me reconoce, quizá mañana.

Pero hoy no, mejor esperaré a mañana a las once. Mi alma se va contigo amor mío.

- ¿Bailamos?
- Bailemos.


Pueden leer los relatos que los demás compañeros han escrito sobre la misma foto pinchando los siguientes links:

http://visionesdelaluna.blogspot.com/2009/07/verdad-inventada.html

http://nuevepuertas.wordpress.com/2009/07/13/lo-inevitable/#more-3884